gumer.meirino.12.12.1212.12.12 y el fin del mundo

Esto del fin del mundo y el 12.12.12 (día doce, del mes doce, del año dos mil doce) es sorprendente.

De hecho, el famoso día 12.12.12 ya pasó, no existe. Gregorio Magno, que da el nombre al calendario gregoriano, el calendario que determina que estamos en el año 2012, se fio de uno de los sabios de la antigüedad para decidir que se empezaban a contar los tiempos con el nacimiento de Cristo. El año 1 (uno) de nuestra era coincidiría con el año que nació Cristo. Ahora se sabe que Jesús de Nazaret no nació en esa fecha, sino de cuatro a siete años antes. En realidad no estamos en el 2012, si no en el 2019 o quizás en el 2016. El famoso 12.12.12 ya pasó hace 4 o 7 años. Lo cual quiere decir que no es más que una fecha arbitraria, que suena muy bien en el calendario, en las cábalas, pero nada más.

¿Entonces no se viene el fin del mundo?

Al ser humano siempre le han gustado estos temas. Desde la más remota antigüedad está envuelta en discusiones, debates y teorías en torno al fin de los tiempos.

Sin ir más lejos, la iglesia católica celebra el adviento, que es un tiempo en el que espera la Parusía, el final de los tiempos, en los que Cristo vendrá de nuevo en Gloria para instaurar el Reino de Dios definitivamente. A los pocos años de la muerte de Cristo, sus seguidores más cercanos, interpretando algunos de sus mensajes, anunciaban que el fin del mundo estaba muy cercano e insistían en la necesidad de estar preparados.

El fin del mundo existe. Y el día doce, del doce, del doce vendrá para muchos. También estoy de acuerdo en la necesidad de estar preparados porque no sabemos el día ni la hora en la que nos sobrevendrá ese final. Todos los que dejen este planeta durante estos días comprobarán en su propia carne que sí existe ese fin del mundo anunciado.

En cualquier caso convendría recordar que somos aves de paso por el planeta tierra. Que los anunciadores de la hecatombe mundial, tanto en los primeros años del cristianismo, o en los milenarismos (los que anunciaron ese acontecimiento para el año mil y muchos de los que lo hicieron para el dos mil) ya lo vivieron personalmente.

El mundo está en manos de Dios. Al ser humano le toca ir descubriendo las señales que se esconden en el universo, en los seres humanos, nuestros hermanos de camino, en los acontecimientos de cada día, pero sabiendo que somos peregrinos que ya vislumbramos la cercana meta. Lo cierto es que todos nos iremos, unos antes, los otros después; ojalá que todos en paz.

Gumersindo Meiriño

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