flor gumersindo meirino fernandezSi miras hacia al horizonte, cada día, es nuevo. Cada jornada es diferente.
Algunos días encontrarás que encima de tu cabeza hay nubes, nubarrones negros, en otras ocasiones sol y nubes, otros sol radiante…., millones de posibilidades.
Así empiezas a caminar, a darle vueltas a un sinfín de ideas, pensamientos, sentimientos, emociones, posibilidades…, según sean las nubes tu mente recorres a mil por hora muchos estados de ánimo…
Pues bien, el salmo de hoy ilumina esta realidad cotidiana.
No te preocupes por lo que vas a pasar hoy, porque lo de ayer ya no está, ni lo que va a pasar mañana, porque dependerá del hoy. No te preocupes porque el resultado, si eres consciente, lo sabes de antemano, para los que se dejan guiar por Dios, por su conciencia –por eso se dice «si eres consciente»− ya conocen el final, la meta que nos espera es buena, positiva, gratificante.
Termina el salmo de hoy: “«Éste es el Señor, nuestro Dios». Él nos guiará por siempre jamás.”
Déjate guiar. Actúa con conciencia y consciencia. Descubrirás en tu interior esta verdad magnífica y tranquilizadora, quien guía tu vida es Dios. Vas a buen puerto, la meta es luminosa…, solo déjate guiar”.
Detrás de las nubes el Sol sigue vivo y luminoso. Al final, caminando siempre por la vereda de la consciencia, llegas a la meta que siempre deseaste, la Paz y el Amor.
Feliz día en compañía de tu Guía.

SALMO 48-47

2Grande es el Señor y muy digno de alabanza
en la ciudad de nuestro Dios,
3su monte santo, altura hermosa,
alegría de toda la tierra:

el monte Sión, vértice del cielo,
ciudad del gran rey;
4entre sus palacios,
Dios descuella como un alcázar.

5Mirad: los reyes se aliaron
para atacarla juntos;
6pero, al verla, quedaron aterrados
y huyeron despavoridos;

7allí los agarró un temblor
y dolores como de parto;
8como un viento del desierto,
que destroza las naves de Tarsis.

9Lo que habíamos oído lo hemos visto
en la ciudad del Señor de los ejércitos,
en la ciudad de nuestro Dios:
que Dios la ha fundado para siempre.

10Oh Dios, meditamos tu misericordia
en medio de tu templo:
11como tu renombre, oh Dios, tu alabanza
llega al confín de la tierra;

tu diestra está llena de justicia:
12el monte Sión se alegra,
las ciudades de Judá se gozan
con tus sentencias.

13Dad la vuelta en torno a Sión,
contando sus torreones;
14fijaos en sus baluartes,
observad sus palacios,

para poder decirle a la próxima generación:
15«Éste es el Señor, nuestro Dios».
Él nos guiará por siempre jamás.

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