Foto Karina Ajo
Foto Karina Ajo

Usa la imaginación y vete al momento en el que Jesús va a celebrar la Pascua con sus discípulos en Jerusalén. El ambiente es un poco raro.
Se ha ganado algunos amigos y muchos escuchan con atención sus enseñanzas y las reconocen como ciertas.
Pero se ha ganado la enemistad, la envidia, el odio y el rencor escondido bajo capas de hipocresía de los que se muestran como salvadores, redentores y tienen poder, representan estamentos altos de la sociedad.
El ambiente es raro. Si alguna vez te pasa, no olvides. A ti Señor me acojo. Busca refugio, un alcázar fuerte donde descansar dejando pasar la tormenta.
Este salmo te dará paz y serenidad. No dejes que nada ni nadie te confunda.
Feliz martes santo. Hasta mañana

SALMO 72-71; 1:1-6, 15, 17

A ti, Yahveh, me acojo,
¡no sea confundido jamás!
¡Por tu justicia sálvame, libérame!
¡tiende hacia mí tu oído y sálvame!

¡Sé para mí una roca de refugio!,
alcázar fuerte que me salve,
pues mi roca eres tú y mi fortaleza.

¡Dios mío, líbrame de la mano del impío,
de las garras del perverso y del violento!
Pues tú eres mi esperanza,
Señor, Yahveh, mi confianza desde mi juventud.

En ti tengo mi apoyo desde el seno,
tú mi porción desde las entrañas de mi madre;
¡en ti sin cesar mi alabanza!
publicará mi boca tu justicia,
todo el día tu salvación.

¡Oh Dios, desde mi juventud me has instruido,
y yo he anunciado hasta hoy tus maravillas!

 

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