La religión cuando se reduce a la doctrina o a los dogmas corre el grave riesgo de convertirse en una estructura que lucha por mantenerse. Una estructura de pensamientos, de costumbres, de jerarquías…, que son necesarias, pero no son el fundamento de la religión. El fundamento es buscar y encontrar a Dios.
Dios no se olvida del ser humano, tiene presente a cada uno de nosotros, también a ti, también me tiene en cuenta a mí. La religión es un vis a vis entre Dios y el ser humano.
La religión para que sea verdadera ha de ser vivida, experimentada, personalmente.
O uno busca de verdad ese encuentro con Dios, lo vive o será como la persona que se muere de hambre rodeado de frutales.
Había un hombre que amaba los perales, plantó varios centenares y construyó su casa en el medio de la plantación. Rodeado de ellos los estudió a fondo, la variedad de peras, las características de cada una, los sabores, las vitaminas que aportan…, pero no se comió ninguna y a las semanas se murió de hambre, eso sí, conociendo todas y cada una de las variedades de peras del mundo.
Si eres cristiano has de tener un encuentro personal con Cristo.
Cuando este, vis a vis, este encuentro se haga real, entonces, cantarás con instrumentos, pregonarás las maravillas de esta relación…, tal y como dice el salmo de hoy, conocerás de primera mano las proezas que El hace e hizo en ti.
Hasta mañana. Feliz encuentro con Dios.

Salmo 105(104),1-2.3-4.6-7.8-9. 

¡Den gracias al Señor, invoquen su Nombre,
hagan conocer entre los pueblos sus proezas;
canten al Señor con instrumentos musicales,
pregonen todas sus maravillas!

¡Gloríense en su santo Nombre,
alégrense los que buscan al Señor!
¡Recurran al Señor y a su poder,
busquen constantemente su rostro!

Descendientes de Abraham, su servidor,
hijos de Jacob, su elegido:
el Señor es nuestro Dios,
en toda la tierra rigen sus decretos.

El se acuerda eternamente de su alianza,
de la palabra que dio por mil generaciones,
del pacto que selló con Abraham,
del juramento que hizo a Isaac.