Foto Esteban Verellén
Foto Esteban Verellén

Es hermoso y lindo levantarse cada día y levantar la cabeza al cielo, en dos direcciones. Una a la espiritual y otra al firmamento que deja asomar entre las estrellas, al sol.
Levántate mañana al amanecer y fíjate cómo sale el sol. ¿Lo has hecho alguna vez? Es un canto de luz, de colores, de posibilidades, de luz, de calor, de amor…
El sol con su resplandor amaneciendo ha conquistado a los seres humanos de todas las culturas y razas.
No es extraño que los orientales tengan como uno de los rituales más frecuentes el llamado, saludo al sol, sūria namaskār
Déjate embelesar por el astro de la luz y el calor y piensa en lo que hay detrás, el amor creador de Dios.
No dejes que pase un día siendo consciente de esta realidad cotidiana. Dará otro color y otra luz a tu cada día.
Paz y bien, hasta mañana.

SALMO 19-18, 2-7

El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra.

Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje.

Allí le ha puesto su tienda al sol:
él sale como el esposo de su alcoba,
contento como un héroe, a recorrer su camino.

Asoma por un extremo del cielo,
y su órbita llega al otro extremo:
nada se libra de su calor.

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