salmo-141-140«Suba mi oración como incienso en tu presencia; el alzar de mis manos como ofrenda de la tarde».
Te recomiendo que compres un sahumerio o un poco de incienso y lo enciendas cuando leas este salmo. Y, recuerda cada vez que un humo perfumado sube hacia el cielo, así asciende tu oración hacia arriba, donde la recibe tu Padre Dios.

Es un símbolo precioso.
Y, recuerda que de tu boca salgan palabras dignas de subir al cielo como ese incienso. Para ello coloca guardianes y centinelas en tu boca y en tus labios.
Hermoso salmo que trae a tu memoria y a la mía aromas maravillosos que llegarán a tu cerebro, perfumarán tu corazón.
Hasta mañana, bendiciones.

SALMO 141-140, 1-9

Señor, te estoy llamando, ven de prisa,
escucha mi voz cuando te llamo.
Suba mi oración como incienso en tu presencia,
el alzar de mis manos como ofrenda de la tarde.

Coloca, Señor, una guardia en mi boca,
un centinela a la puerta de mis labios;
no dejes inclinarse mi corazón a la maldad,
a cometer crímenes y delitos;
ni que con los hombres malvados
participe en banquetes.

Que el justo me golpee, que el bueno me reprenda,
pero que el ungüento del impío no perfume mi cabeza;
yo seguiré rezando en sus desgracias.

Sus jefes cayeron despeñados,
aunque escucharon mis palabras amables;
como una piedra de molino, rota por tierra,
están esparcidos nuestros huesos a la boca de la tumba.

Señor, mis ojos están vueltos a ti,
en ti me refugio, no me dejes indefenso;
guárdame del lazo que me han tendido,
de la trampa de los malhechores.

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