Foto Paula González Meiriño
Foto Paula González Meiriño

Shalom, ¡«paz a Israel»!
Así termina el salmo de hoy. Parece que el mundo anda un poco revuelto e incluso hablan de una próxima guerra mundial, porque ya está escrito. “El de arriba, Dios, aunque ud. no lo crean, ya la tiene prevista”. −A usted, ¿qué le parece?
Pues a mí me parece que…, no sé si habrá una guerra mundial, pero, más allá de si la hubiera o hubiese, me alío con el salmista deseando la paz, rezando por la paz, intentando ser sembrador de paz, primero en mi corazón y en mi mente, luego en con los que tengo más carca, mi familia, mis amigos, mi trabajo.
Construyamos la ciudad de la Paz todos juntos. Al menos dediquémonos a ella con todas nuestras fuerzas empezando por tener paz en nuestra alma, en nuestro espíritu, en nuestra mente, en todo nuestro ser.
Paz y Bien, hasta mañana.

SALMO 125-124

Los que confían en el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está asentado para siempre.

Jerusalén está rodeada de montañas,
y el Señor rodea a su pueblo
ahora y por siempre.

No pesará el cetro de los malvados
sobre el lote de los justos,
no sea que los justos extiendan
su mano a la maldad.

Señor, concede bienes a los buenos,
a los sinceros de corazón;
y a los que se desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!

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