Imagen de Beatriz P. Paradela en Japón

Este himno de la carta de san Pedro es una síntesis admirable de la pasión de Cristo. Toma las imágenes que el profeta Isaías aplica a la figura del Siervo doliente (cf. Is 53). Ese Siervo doliente, Redentor del mundo, es Cristo. Subiendo a la cruz y derramando su sangre realiza la maravillosa obra de la redención y liberación humana.
Decreto- Mantra- Jaculatoria: Para que sigamos sus huellas.
Paz y bien, bendiciones.

CÁNTICO DE LA CARTA I DE SAN PEDRO (2,21b-24)

Cristo padeció por nosotros,
dejándonos un ejemplo
para que sigamos sus huellas.

El no cometió pecado
ni encontraron engaño en su boca;
cuando lo insultaban,
no devolvía el insulto;
en su pasión no profería amenazas;
al contrario,
se ponía en manos del que juzga justamente.

Cargado con nuestros pecados, subió al leño,
para que, muertos al pecado,
vivamos para la justicia.
Sus heridas nos han curado.

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