Una sencilla flor, imagen de Rocío Abril Viveros

Entonces Jesús les dijo: ¿No se venden cinco pajarillos por dos ases? Pues bien, ni uno solo de ellos queda olvidado ante Dios. Aún más, hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No tengáis miedo: valéis más que muchos pajarillos.
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Me llega la foto que acompaña este salmo con una frase: «Una sencilla flor«. Así es una flor sencilla o una sencilla flor. Todo lo grande e importante es, –recuérdalo con frecuencia porque a veces se nos olvida– es sencillo.
Por eso el nombre de Dios, es sencillo, también se le dice, Señor.
Al decir su nombre, –el sencillo nombre–, siendo conscientes, entramos en el misterio de la Vida que nos lleva a Alabar, Cantar, Agradecer.
Te propongo la siguiente jaculatoria-mantra: Bendito sea el nombre del Señor.
Paz y Bien. Paz y Alegría.

Salmo 112

Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.

El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?

Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.

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