Cebreiro, imagen de Paco Castro ofm

A una persona le sugerí que buscara un decreto- un mantra- una jaculatoria para repetir durante un tiempo desde el corazón. Ella respondió: “El que mejor suena conmigo es este: ¡Adonai! (Señor)”.
Resuena con fuerza esta palabra en este hermoso salmo. La presencia de Dios lo invade todo. Hasta dieciocho veces, a pesar de ser un poema breve, suena la palabra ¡Adonai! Un misterio que recorre el universo, el mundo, y, también cada uno de los rincones de tu alma. Déjate invadir, estremecer y seducir por ese Misterio Tremendo y Maravilloso.
Jaculatoria- Mantra- Decreto: ¡Adonai (el Señor), bendice a su pueblo con la paz!.
¡Paz y bien, feliz día amig@!

Salmo 28

Hijos de Dios, aclamad al Adonai-Señor,
aclamad la gloria y el poder del Adonai (Señor),
aclamad la gloria del nombre del Adonai (Señor),
postraos ante el Señor en el atrio sagrado.

La voz del Señor sobre las aguas,
el Dios de la gloria ha tronado,
el Señor sobre las aguas torrenciales.

La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica,
la voz del Señor descuaja los cedros,
el Señor descuaja los cedros del Líbano.

Hace brincar al Líbano como a un novillo,
al Sarión como a una cría de búfalo.

La voz del Señor lanza llamas de fuego,
la voz del Señor sacude el desierto,
el Señor sacude el desierto de Cadés.

La voz del Señor retuerce los robles,
el Señor descorteza las selvas.
En su templo un grito unánime: «¡Gloria!»

El Señor se sienta por encima del aguacero,
el Señor se sienta como rey eterno.
El Señor da fuerza a su pueblo,
el Señor bendice a su pueblo con la paz.

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