Hay enemigos poderosos que no te dejan dormir bien: miedo – ira – egoísmo – desesperación – rabia – desolación – tristeza- pánico- angustia- envidia- celos…, con un buen escudo se los mantiene a raya. Entonces uno tiene una gran bendición y duerme tranquilo, en paz.
¡Qué don tan maravilloso el de poder dormir y poder levantarse, en paz! El sueño profundo es una bendición.
Mantra, Jaculatoria, Decreto: «En paz me acuesto y en seguida me duermo«.
SALMO 3
Señor, ¡cuántos son mis enemigos,
cuántos los que se levantan contra mí!,
cuántos dicen de mí:
¡Ni siquiera Dios le ayuda!
Pero tú, Señor, eres un escudo en torno a mí,
mi gloria, tú me haces levantar cabeza.
Si a voz en grito clamo al Señor,
Él me escucha desde su monte santo.
Me acuesto, enseguida me duermo,
y me despierto, porque el Señor me sostiene.
No temeré las saetas de un ejército
desplegado alrededor contra mí.
¡Levántate, Señor, sálvame, Dios mío!
Abofetea a todos mis enemigos,
rompe los dientes de los malvados.
¡De ti, Señor, viene la salvación,
y la bendición para tu pueblo!