salmos misterioMuchas veces nuestra vida se parece a un camino en el desierto. En el desierto la sed hace arder la garganta, el estómago, todo…. y surge el deseo infinito del agua; la bebida se convierte en tal obsesión que los peregrinos del desierto ven lagos que son espejismos, inventos de la mente pues nos hay nada, solo más desierto.
Ese anhelo, de sed insaciable, cuando se convierte en una seda apacible, como dicen los padres del desierto, es el encuentro de Dios con el alma, en el corazón. Este es el anhelo del salmo de hoy y el de cada ser humano que camina por la tierra, pasar de esa sed insaciable a, esa sed, que sin dejar de ser insaciable, se convierte en apacible, porque Dios habita en nuestro corazón y somos conscientes de ello.
Durante el día di estás palabras en tu corazón: “Mi alma está sedienta de ti, mi carne tiene ansia de ti”.
Feliz día, amigo-a. Bendiciones.

SALMO 63-62, 2-9

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

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