salmo.130.flor¿¡Qué tal amigos, cómo les ha ido en esta semana!?

“Si no os hacéis como niños no entraréis en el Reino de los Cielos” (Mt. 18,3)

El ser humano descubre que, por muchos años que pasen, por muchos títulos, poder o dinero que acumule, no deja de ser un niño.

Uno de los objetivos que se proponen como ideales para el ser humano, en la actualidad, es independencia, autosuficiencia…, “me arreglo solo, no necesito de nada, ni de nadie”.

Ojos altaneros, miradas arrogantes, corazón ambicioso…

Es una visión de lo “real” tergiversada  por el orgullo, la vanidad, la soberbia.

La realidad es que somos niños.

El niño vive, corre, salta, juega, llora, ríe, juega, canta, duerme, despierta, come, bebe…., pendiente de su mamá y de su papá.

El niño mira con sencillez, amabilidad, ternura, simpatía, interés.

Lo real es que nunca dejamos de ser niños porque vivimos “colgados” de los brazos de Dios Mamá y  de Dios Papá.

Escucho a unas mujeres hablando de sus hijos que juegan a escasos metros que comentan entre ellas: “Son niños  felices”.

Te deseo una semana feliz, amig@ niñ@, en los brazos de Dios Papá-Mamá.

Hasta la próxima semana.

 

SALMO 130 (131)
Como un niño en brazos de su madre

 

.
 

1Señor, mi corazón no es ambicioso,
ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas
que superan mi capacidad;
2sino que acallo y modero mis deseos,
como un niño en brazos de su madre.

3Espere Israel en el Señor
ahora y por siempre.

 

 

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