Limpia los ojos
Antes de continuar, haz la señal de la cruz en nombre de la Santísima Trinidad. Se hace de la siguiente manera. Con el dedo pulgar traza una cruz en la frente, una cruz en la boca y una cruz en el pecho. Luego con dos dedos, el índice y el medio una cruz desde la frente hasta el ombligo y del hombro izquierdo al derecho. Y éstos son los motivos por los que te pido que las hagas.
La cruz en la frente: para que el Señor abra tu mente. Y, a través del ojo espiritual, situado en el entrecejo, penetre hasta lo más profundo de tu ser la semilla del Evangelio. Como decía Jesús:
«La lámpara de tu cuerpo es tu ojo. Cuando tu ojo está sano, también todo tu cuerpo está luminoso; pero cuando está malo, también tu cuerpo está a oscuras» .
La cruz en tus labios: para que esa Palabra que escuchas pueda ser transmitida fielmente. El libro de los Proverbios afirma.
«Quien habla sin tino, hiere como espada; mas la lengua de los sabios cura. Los labios sinceros permanecen por siempre, la lengua mentirosa dura un instante».
«La boca del justo da frutos de sabiduría, la lengua perversa será cortada. Los labios del justo saben de benevolencia; la boca de los malos, de perversidad» .
La cruz en tu corazón: para que lo ablande y, así, la semilla eche raíz; para que tu voluntad se mueva al ritmo de los latidos del corazón de Jesús. Ora con las palabras del Salmo cincuenta:
«Crea en mí, oh Dios, un puro corazón».
O, con las palabras del profeta:
«Dame un corazón nuevo, infunde en mí un espíritu nuevo, quita de mi carne el corazón de piedra y dame un corazón de carne» .
La cruz cubre todo tu ser: al hacer la signación con la cruz, desde la frente hasta el ombligo y desde el hombro derecho al izquierdo, la cruz cubre todo tu cuerpo. Que la palabra te empape y llegue a tus hombros y a tus manos para que se convierta en hechos concretos.
Esa mano con la que haces el signo de la cruz ha de ser instrumento para que realices tus acciones de bondad:
«Porque así como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta» .
Esa mano recorriendo tu cuerpo y marcando una cruz es el símbolo de que tus pensamientos (cruz en la frente), palabras (cruz en la boca) y obras (cruz en el pecho) van a llevar la marca de la cruz del Maestro de Nazaret.
Del libro Conversaciones en el convento de Gumersindo Meiriño, De Oriente a Occidente, 2008, pp. 24-26
www.editorialdeorienteaoccidente.com
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