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¡Qué tal amigo Qué tal amiga de vida y teología! 

Quisiera hablar hoy de algo que es un poco delicado por el tema, porque puede ser discutible, porque necesita más tiempo para elaborar y porque no es un dogma de fe, nada de lo que aquí se dice en vida y teología lo es.

Lo que intento es sobre todo que nos ayude a reflexionar, a pensar. 

Se trata de lo siguiente: la mente conscientemente (si es que se puede decir así, quizá sería mejor decir intencionalmente) oculta lo que le molesta.

¿Qué quiere decir esto?

La mente, –que es la loca de la casa como le llamaría la gran Mística española Teresa de Jesús Teresa de Ávila– no quiere algunas cosas, no le gustan, no las acepta. Entonces las pasa al subconsciente y al inconsciente y de esta forma no están continuamente ahí, delante. 

Pero sí forman parte importantísima de cómo reaccionamos, de cómo pensamos, de cómo obramos.

Por eso traerla al consciente es una especie de liberación. Aceptar que hay cosas en la realidad, en la vida que forman parte de nuestra existencia no es malo ni es bueno, simplemente con la aceptación, con ponerlos delante de la luz ellos mismos se evaporan. Son como fantasmas porque son parte del pasado, no forman parte de la realidad. La realidad ES.

Y él ES, el ser, –se dice YO SOY– cuando le preguntaron en el Antiguo Testamento a La Zarza ardiente, Moisés le preguntó y ¿tú quién eres?. La Zarza ardiente le respondió “YO SOY EL QUE SOY, la realidad ES.

Cuando traemos el pasado al presente estamos pensando, analizando un fantasma. Si nos sirve para vivir el hoy, –el ES– muy bien, pero si no, nos entretiene, nos dispersa, nos perjudica y, muchas veces, lo que provoca es angustia, ansiedad, tristeza.

Como esa tristeza, esa angustia, esa ansiedad, esa acción puede ser tan profunda, tan fuerte para la mente, la oculta, la saca de delante y entonces no la puede liberar, no la puede llenar de luz y el fantasma sigue vivo. ¿En dónde?, en el inconsciente y en el subconsciente.

La meditación, la oración y el discernimiento son las tres grandes terapias que nos ayudan a liberar la mente, a liberarnos de los fantasmas y a vivir en plenitud el día a día, el hoy, el segundo a segundo, el Aquí y ahora.

Tenlo en cuenta pide ayuda a Los Ángeles de la luz. Haz discernimiento. Medita. Ora.
Dale tal importancia a estos temas porque provocarán en ti eso que todos anhelamos: ser libres.

¡Paz y Alegría!, nos vemos aquí en el programa de radio de oriente a occidente dentro de siete días.

Gumersindo Meiriño Fernández

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