Del “cabe mí” al “dentro de mí”

A Teresa de Jesús en el quinto Centenario de su nacimiento 1515-2015

 

La ciudad está llena de turistas. En cada rincón, se escucha, se huele, se siente la presencia de ella…, sus conventos, la casa natal, el primer convento, la primera fundación, por donde caminó, el lugar a donde se escapó, siendo niños, con su hermano Rodrigo para morir en tierra de moros…. Ávila respira su aliento espiritual. En la ciudad hace frío, mucho frío. Dentro acoge, con calor, a muchos sudamericanos que trabajan en los hoteles, en los bares, en las confiterías…., hace siglos América acogió a todos los hermanos de sangre de Teresa. Estamos en el quinto centenario de Teresa de Jesús o también llamada Teresa de Ávila.alba.de.tormes

Dejamos Ávila y a no muchos kilómetros, en la provincia de Salamanca, nos encontramos con la ciudad que conserva incorruptos sus restos, Alba de Tormes. Alba, como en Ávila, casi toda gira en torno a ella…, aquí visitamos la urna que contiene sus restos en la iglesia del convento en donde falleció el año mil quinientos ochenta y dos

En uno de los laterales de esta iglesia, el templo de Santa Teresa, está una escultura moderna, en la que puede verse a la santa con un libro en una mano, en la otra una pluma de las que se usaban en el siglo XVI para escribir y, detrás de ella, a su derecha, una paloma que representa al Espíritu Santo. De fondo a la imagen de Teresa, en un muro, han colocado cuatro carteles grandes con el nombre de sus cuatro grandes libros: El libro de la vida, Las fundaciones, Camino de Perfección y, por último, El Castillo interior o Las moradas. El pensamiento de la andariega tiene cuatro columnas, representadas en estas obras que, al mismo tiempo, (espero que mis amigos Carmelitas no me traten de hereje) reflejan las cuatro fases de su iluminación o conversión interior: a. Encuentro con Cristo b. Camino con Cristo c. “Cabe mí”, como decía ella, Cristo siempre presente conmigo, a mi lado d. Cristo metido en mí, Cristo como maestro interior.

En la primera fase, por llamarla así, ella ve a Jesús llagado al que puede tratar como amigo. Una fase más evolucionada en la que descubre a ese amigo a su lado que camina con ella. Un paso importantísimo, el tercero, en el que se da cuenta de que Jesús está, como ella dice, “cabe mí”, al lado derecho, donde ella lo siente. Jesús ve todo lo que ella hace, escucha todo lo que dice etc. Nos falta el paso más significativo, el cuarto cuando, luego de sentirse afligida por la prohibición de la lectura de libros en lengua española, siente en su interior una voz que le dice: “no hayas miedo hija, de ahora en adelante te daré yo libro vivo”. Ante esta nueva situación comenta Teresa: “bendito sea tal libro que en cada momento me dice lo que tengo que hacer y lo que tengo que decir”. Lo cual quiere decir que descubre una nueva realidad: Cristo ya no está fuera, si no dentro de ella.

Todos los cristianos de los últimos cuatro siglos debemos mucho a esta mujer. Y no solo los cristianos sino todos los hombres y mujeres místicos de cualquier religión, todo ser humano que busca el encuentro con Dios, desde la verdad y la libertad.

Sin ser plenamente conscientes hemos estado respirando y recibiendo muchas de las enseñanzas que ella transmitió con su vida y luego tradujo magistralmente en sus libros y también en el testimonio de sus discípulos.

Lo que comunica Teresa no es algo asimilado con la mente o de memoria, no por haberlo leído o conocido en otros, si no por haberlo vivido personalmente, luego de un proceso interior fuerte y profundo. Jesús mi amigo no está solamente “cabe mí”, no solo es un amigo a mi lado que me ve y escucha en cada instante, al que puedo acudir en todo momento, si no que es mucho más, es ese amigo que está “en mí, “dentro de mí”.

Qué verdad tan profunda y magnífica: Si consigo descubrir a Jesús en mi interior, todo lo que hago, pienso o digo está “cristificado”, se convierte en una obra maravillosa, aún más, en una obra divina. He pasado del “cabe mí” al “dentro de mí”.

Gumersindo Meiriño Fernández