El Anam Cara
En realidad, el autor de este libro es un anam cara, llamado Pedro. La cultura celta denomina así a unas personas especiales. “Anam” significa, en gaélico, ‘alma’; “Cara” significa ‘amistad’.
Los anam cara, en el mundo celta, eran los amigos espirituales; las personas en las que uno confiaba, a las que se les podía revelar absolutamente todo lo que uno llevaba en su interior, lo que pasaba por el cuerpo, la mente y el alma. Para los celtas la persona estaba unida de manera eterna a su anam cara. Esta unión de amistad era tan grande que nadie ni nada podía romperla, ni siquiera la muerte. «Porque el amor es más fuerte que la muerte».
En la vida todos tenemos necesidad de un anam cara, de un amigo espiritual. De alguien que nos comprenda tal como somos, sin máscaras ni tatuajes. Una amistad que brota del amor auténtico. El anam cara es un regalo de Dios. En Pedro se daban estas cualidades y así lo sentimos los que asistimos a sus charlas.
En Oriente también existen estos anam cara, se les denominan, gurú. El gurú es para los orientales un maestro divinamente iluminado que ha superado la limitación de lo humano y está singularmente capacitado para guiar a otros en el viaje espiritual. Según su pensamiento, cuando un devoto está preparado para buscar a Dios, Éste le envía un gurú. De tal forma que quien guía al devoto es Dios que utiliza al gurú como instrumento para ir instruyendo al iniciado. El gurú es un canal utilizado por Dios para encontrar el camino de la salvación. La presencia del gurú no es sólo física, sino que entre maestro y alumno hay sintonización y armonización de los corazones.
Para los cristianos, el gran anam cara es Jesús, nuestro amigo, nuestro hermano. Nacimos a la fraternidad con Jesús a través de la amistad auténtica del Anam Cara (con mayúscula): Dios. Nadie ama como lo hace Dios, porque Él es Amor, es Amistad pura. Pero ésta se manifiesta en hombres que reflejan el espíritu de Cristo. El gran anam cara es Jesús, el gran gurú, el gran maestro espiritual del que aprendemos todos. El maestro nacido en Oriente y cuya doctrina prendió de forma especial en Occidente.
Yo repasé los apuntes de aquellos encuentros con Pedro, en los que él nos fue enseñando, les di un poco de forma y te las ofrezco para que te ayuden a abrir los ojos y veas a Jesús a tu lado.
Del libro Leer el Evangelio con ojos nuevos, de Gumersindo Meiriño Fernández, De Oriente a Occidente, 2011, 2ed., pp. 22-24
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