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El valor de las palabras
Hola, ¿qué te parece si hablamos hoy sobre las palabras y, en concreto, la confusión que se pueden dar a veces al utilizar ciertos términos, ciertos vocablos.
El primer ejemplo es sobre la palabra entrometido o introvertido, términos que suenan muy parecidos y cuyo significado es totalmente diverso.
Entrometido es una persona que se pone en el medio y no te deja mover, que se mete donde no le llaman. Mientras que, introvertido, es una persona tímida, que habla poco, que más bien está siempre en su interior y le cuesta entablar relación con otros.
Pues bien, hace unos años alguien me pidió la opinión de su hermano, que era un colaborador del trabajo. Le dije que me parecía un poco introvertido. En realidad, a pesar de que era un buen colaborador, apenas tenía trato con él. Se limitaba a cumplir. Venía, se iba, apenas saludaba. Por eso dije que era un poco introvertido. Al día siguiente, esta persona tímida, que apenas dirigía la palabra a nadie, se acercó un poco enojado y airado y dijo: —¿Quién es usted para hablar de mí? Le respondí: –Tu hermano me pidió una opinión, pero no hablo nunca de ti. Él, en el mismo tono de pocos amigos, insistió con tono de enojo: —Entonces, ¿quién es usted para decir que yo soy un entrometido?
Entonces le aclaré el término que había utilizado (introvertido), él se puso muy rojo, pidió disculpas, dio media vuelta y se fue.
La novia y el novio
Muchos de los conflictos que tenemos las personas son por la confusión de términos parecidos.
Pero no sólo por eso. El otro ejemplo es el siguiente. Viene una persona y dice: –Tengo un conflicto con mi novia porque estamos en una crisis muy profunda. Y no sé cómo relacionarme con ella. Estamos incluso a punto de separarnos.
A lo cual comenté: –Si solo son novios, tampoco es una situación extremadamente delicada porque te has dado cuenta a tiempo, antes de casarse.
–Quizás, bueno, eso le parece a usted, –hablaba dudando– pero lo más grave es que llevamos juntos siete años conviviendo y ya tenemos dos hijos y ahí, claro, se complica.
Le respondí: –Creo que hay una confusión en los términos que usas. Estás hablando de tu pareja, no de tu novia. El noviazgo es un periodo para conocerse. Convivir juntos es tener una pareja.
Esta es otra causa que genera multitud de conflictos: la confusión en el significado de las palabras. Hasta que llamemos a cada cosa por su nombre, no podremos resolver situaciones ambiguas.
Si yo veo un león hambriento corriendo hacia mí para comerme y le denomino diciendo que es un gatito suave, humilde y amoroso, me puede pasar algo grave. Hay que llamar a cada cosa por su nombre. El novio es novio. La pareja es pareja. Te invito a que busques en el diccionario qué significa novio y qué significa pareja. Es distinto. Si confundes el lenguaje, confundimos la esencia de la realidad.
Dos ejemplos, ¿entrometido o introvertido? . ¿Novios o pareja?
Cuida lo que dices y analiza qué quiere decir cada palabra que sale de tu boca, de tu mente, de tu interior.
Paz y alegría hasta dentro de 7 días.
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