Manuel, le dice a su hermana melliza –que estos días cumplieron once años–, La venganza nunca es buena, porque mata la mente y la envenena.
–Manuel, ¿de dónde sacaste esa frase? –
El niño responde: –¿Te gusta? Es del “Chavo del Ocho”, ¡verdad que es genial!
Mientras el pequeño Manuel cuenta lo divertida que es la serie del Chavo del Ocho, no puedo dejar de pensar en las películas que he visto desde pequeño en la televisión, en el cine, en los autobuses, trenes, aviones en los que he viajado. Muchas de ellas son producto de la industria norteamericana, llamada Hollywood. “Bastantitas”, de ellas–como dicen en la provincia de Corrientes–, tenían la venganza como argumento de fondo. Sin ir más lejos, viene a mi memoria, una serie que se titula “los vengadores”.
Hace algún tiempo, un ejecutivo europeo que estaba trabajando en Ecuador haciendo una auditoría rememoraba su experiencia. Uno de los días tuvo una fuerte discusión con una secretaria nativa, que se comportaba de forma extraña. La buena mujer le desafió: – “¿Quién se cree que es?. Se considera superior a nosotros porque viene de España. Usted no es más que un extranjero, que está de paso y no conoce cómo se trabaja aquí. Llevo quince años en la empresa y siempre se ha hecho así, y, cuando usted se vaya, seguiremos haciendo lo mismo que antes. Un arrogante que viene de fuera no me va a pasar por arriba. ¡Ah, por cierto, esto no es solo mi pensamiento, sino de un buen número de empleados”. Como respuesta este hombre decidió pasar el informe y a la secretaria le cayó una fuerte sanción. A los pocos días se encontraron en un pasillo y la señora le enfrentó diciéndole:-– “Usted es extranjero, no nos conoce. Tenga en cuenta esto. Aquí decimos: “la venganza es dulce” y, esto no se queda así.
En el budismo se habla de los venenos de la mente. En algunos casos de tres y, en otros, de cinco. Pero no citan directamente la venganza, aunque sí como un derivado del odio. En cualquier caso, el antídoto eficaz, que es común en todas las creencias, es el perdón. El verdadero perdón procede, según el budismo, de la compasión, o como le dicen los cristianos, de la misericordia.
La venganza es un veneno peligroso por muchos motivos, te resalto dos.
El primero de ellos porque en muchos ambientes de la sociedad es considerado como algo positivo. Lo cual puede provocar confusión y desorientación.
En segundo lugar porque –en esto sí lleva toda la razón la secretaria díscola– tiene un sabor dulce, al principio. Pero cómo todos los venenos, cuanto más sabrosos, más engañosos, más falsos y más eficaces son.
Los caminos de la dicha y la paz van por caminos distintos a los de la venganza. Las sendas de la dicha y la plenitud parecen angostos, incluso en el paladar un poco más amargos, al principio, pero dejan claridad, dulzura, armonía. Estas sendas son a las que se dirigen las del perdón, la compasión, la misericordia.
Porque, la venganza –estoy de acuerdo con Manuel y con el Chavo del Ocho– nunca es buena, mata la mente y la envenena.
Sangye Dorje, (Javier Akerman) en colaboración con Ani Temp (Amparo Abal) explica la versión budista, así en un podcast:
También lo puedes escuchar en voz del autor del artículo:
Gracias Marcelo. Es todo un tema la venganza. Siempre hay salidas que dan más paz al alma.
Que hermosa reflexión, acerca de un tema que (lastimosamente) es casi común y en muchos casos tomado como normal…
La actitud vengativa genera un circulo para nada beneficioso (para nadie)
Paz y Bien