Nubes, Sol, Cielo sobre el barrio de Santa Catalina en Ctes Arg, imagen de Wanda Schmocker

Diálogo con una persona con ángeles de testigos. Los que hablan son Margarita y Anselmo.

Anselmo, te cuento también que vengo experimentando una sensación de gozo muy a menudo, casi todos los días, esa sensación que se presentaba de manera esporádica en mi vida, ahora es muy frecuente.. no le conté a nadie esto.

Oooo, Margarita, eso es bueno. Agradecer, esos son sorbos de miel. Buena Señal.

Segundos de silencio. Vuelve a tomar la palabra Anselmo.

Margarita te paso lo que recién leo de un místico cristiano actual a ver qué te parece: 

«Al terminar mi último retiro intensivo de meditación, me fui a caminar por la montaña y, durante unos instantes ―acaso una hora―, experimenté una dicha insólita y profunda. Todo me parecía muy bello, radiante, y tuve la sensación, difícil de explicar, de que no era yo quien estaba en aquella montaña, sino que ella, la montaña, era yo. Atardecía y el cielo estaba nublado, pero a mí se me antojó que así, nublado, era perfectamente hermoso…»

O, Anselmo, qué lindooo…

Otro silencio.

Te cuento lo que me pasa a mí, querido Anselmo, espero que no consideres que tu amiga Margarita «le falta un pato». Cuando termino de trabajar camino, casi todos los días, por la plaza. Cuando camino siento deseos de reír. Miro los árboles, siento la brisa por más que esté caluroso, siento como una sensación de alegría, sin ningún motivo en particular. Miro el cielo, luego a todas la personas a mi alrededor,  y siendo así como una pequeña comezón linda en el pecho y lo acepto como un mensaje que dice «¡vas bien!» …y digo, gracias, nada más, gracias gracias .. Y así Anselmo voy terminando casi todos mis días.

Hasta aquí el diálogo de dos personas normales del siglo XXI, de los cuales es probable que saludes, si los encuentras en la calle.

Yo leo y en mi ingenuidad pienso que Margarita le dio un mensaje, a través de su ángel, a Anselmo; algo así como: La Alegría, la de Verdad, la Verdadera, es sencilla, es simple, está en lo cotidiano y si no, no ES. (Confieso que Anselmo me ha hablado en confidencia que lleva un tiempo reflexionando sobre la Alegría, incluso leyendo a un filósofo al que han apodado, «el filósofo de la Alegría«).

Y viceversa, interpreto que Anselmo, a través de su ángel, confirmó en el Camino de la Alegría a su amiga del alma, Margarita, que sí,  que «¡va bien!«. Va con «todos los patos en fila«, porque eso es lo normal, disfrutar de la vida en lo más cotidiano y que eso es Alegría

Ah, y que este diálogo me parece guiado por los ángeles de ambos, es mi parecer particular. Para mi y para todos aquellos que se preguntan, ¿cómo hablan los ángeles? Estos eran ángeles que hablaban de Alegría.

Gumersindo Meiriño Fernández

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