Aparte de que el coronavirus tiene una extraña enemistad con los niños, si estás pasando la cuarentena con alguno de ellos es probable que tengas alguna que otra sorpresa. Los niños son maestros de vida –sobre todo para sus padres. Hoy hablaremos con Santiago, Analía, Juanita y Pedro.
Santiago pasó por la casa de los abuelos con su papá, para dejarles la compra. La abuela le comentó: -¿Cómo fueron estos días de cuarentena, encerrado?
El nieto le respondió con tono seguro –Santiago tiene cinco años:- Abuela fue el mejor día de mi vida. Estuve con mis padres, ninguno de los dos fue a trabajar y pude jugar con ellos todo el tiempo…
Analía le queda mirando a su mamá y le dice: -¿Está bueno esto eh? -¿A qué te refieres cuando dices “esto”?- responde la madre
Analía tiene seis años. Continúa el diálogo: -¿Qué va ser..?, esto de estar encerrados toda la familia unida, con papá, con mis hermanitos, contigo…, ¡está bueno poder estar juntos tanto tiempo!
Juanita se encara con su papá que está muy entretenido viendo las noticias: -¡Papá, basta ya de mirar el coronavirus! Si sales a la calle y te roban te pueden matar, o si te caes y te golpeas lo mismo. No pasa nada. Ni se arregla nada mirando todo el día noticias sobre el coronavirus.
–Hija, tú no entiendes, todavía eres pequeña -Juanita tiene doce años- hay que informarse y cuidarse.
–Sí, cuidarse está bien, pero sí tanto miedo tienes para qué rezas. Si crees en Dios no te va a pasar nada o para que té arrodillas todos los días a hablar con él..
Pedro le pregunta a su hermana mayor: -¿Para qué sirven los viejitos?
–¿Qué dices Pedro?- exclama Lucía, su hermana adolescente. –Es que el virus los está matando. Pero, claro, pobrecitos, están tan solos y abandonados, nadie les hace caso…, el virus no es tan malo.
Pedro que tiene diez años recién cumplidos mira a su hermana y comenta -Creo que es mejor que se vayan, así, por lo menos, estarán con los ángeles y allí les tratarán bien,…
Más allá de que el coronavirus ha dejado a más de medio planeta paralizado, otra vez, -no es la primera, ni será la última- la sabiduría de los inocentes nos da luz en estas situaciones de angustia e incertidumbre. Su perspectiva es más auténtica, más natural, más sana.
En la larga convivencia hacia dentro, de las familias, se descubrirán muchas de las maravillas que esconde el ser humano, también –¿cómo no?- algunas de sus miserias. Muchas de ellas serán puestas encima de la mesa por el coronavirus y los niños.
Si tienes alguna anécdota con los niños, escríbeme o deja tu comentario más abajo. Gracias. Paz y Alegría.
Gumersindo Meiriño FernándezY para terminar un poco de humor…con niños…