
Un maestro loco
Un maestro budista caminaba con su discípulo y se paró a hacer noche en una pequeña aldea muy pobre en la que vivían una familia numerosa. La casa era de madera, todos iban descalzos y sus ropas estaban sucias y rasgadas.
El maestro se aproximó al padre de familia y le preguntó:
– ¿Cómo hacen usted y su familia para sobrevivir aquí?»
El señor respondió:
– “Amigo mío, la vida no es fácil. Pero nosotros tenemos la suerte de tener una vaca que nos da varios litros de leche todos los días. Una parte de la leche la vendemos o cambiamos por otros alimentos en las aldeas vecina. Con la otra parte hacemos queso, para nuestro consumo. Así es como sobrevivimos”.
Cuando ya se iban de la ciudad el discípulo le consultó al maestro cómo agradecer la hospitalidad de aquella gente
Un pequeño impasse
Le estoy comentando a mi amigo Carlos la historia de la vaca y le pregunto:
– ¿Tú qué harías?
Carlos responde inmediatamente y sin pensarlo mucho:
-Le compraría otra vaca.
Algo semejante hago con José Luis, le formulo la misma pregunta, solo con un pequeño matiz.
–Si fuera tu hijo, el de esa familia de esa aldea y lo ves así, ¿qué harías?
José Luis respondió: – Le compro dos o tres vacas más.
Le vuelvo a preguntar, –José Luis tiene un hijo de treinta y tantos que depende de él económicamente– ¿es lo que hiciste hasta ahora con tus hijos?
El responde: –Sí, es lo lógico, soy su padre.
¿Qué hizo el maestro? Seguimos con el cuento
El maestro se dirigió a su discípulo y le ordenó:
–“Coge la vaca de esta familia y empújala por el barranco»
El discípulo se quedó perplejo e intentó por todos los medios disuadir al maestro. Pero este no solo no cambió de idea si no que sonreía y repetía: No nos iremos hasta que termines tu cometido. Al final se atrevió y arrojó la vaca por el precipicio.
Y siguieron su camino. Aunque el discípulo, –pasaban los años– y seguía sintiendo culpa por lo que había hecho.
Mucho tiempo después el discípulo pasó por el poblado y se acercó curioso. A medida que se aproximaba al lugar veía todo muy cambiado para bien. Todo estaba limpio, casas hermosas, niños bien vestidos y alegres. Al principio incluso pensó que se había equivocado de pueblo.Y entonces reconoció al dueño de la vaca, con el que habían hablado años atrás y le preguntó:
–¿Qué ha pasado en su aldea? ¿quién les ayudó? ¿cómo pudieron transformar aquellas chozas en algo tan bello? «¿Qué hizo para mejorar este lugar y cambiar su vida de una manera tan increíble?»
El señor, muy bien vestido y sonriendo respondió:
– “Nosotros teníamos una vaca que se cayó por el barranco. Decidimos carnear la vaca, vender la carne, con el dinero compramos semillas, sembramos el campo. Luego con lo que ganamos compramos una vaca y un toro. Luego un caballo y un carro para el reparto y gallinas…, y ya ve. Esto es un vergel”.
Moraleja Uno
Disculpa antes de la moraleja. Carlos me cuenta la historia de un amigo. Administrador de una gran empresa, con buena posición económica, con gran prestigio como profesional. Poco a poco el dueño de la empresa confía en otra persona. Esta teje todo un entramado que hace que su amigo no solo tenga que renunciar al trabajo, sino irse incluso con la difamación de haber sido un ladrón.
Se fue sin nada. Empezó como distribuidor de productos de una empresa de uno de sus familiares. Un buen día se encontró con uno de sus conocidos de la vida antigua le ofreció trabajo. Como era buen profesional creció, creció, creció. Ahora tiene su propia empresa es reconocido y exitoso.
Y viene a mi mente un poema, lo cito de memoria, –si sabes de quién es, agradezco que me hagas llegar la referencia– que dice más o menos así. Por supuesto, no es literal es la idea.
El maestro acerca al discípulo a un precipicio y le dice: –Tírate El discípulo mira al maestro y duda. El maestro insiste: –Tírate. El discípulo mira el barranco. Es muy profundo. Mira al maestro. No se atreve. Entonces el maestro se acerca y lo empujar por el precipicio. Y entonces, el discípulo, ¡voló!.
Moraleja Dos
No hay moraleja eso depende de ti mi querido amigo. Saca tus propias conclusiones. Las que saques serán las adecuadas para ti y para tus circunstancias vitales.
Eso sí. Si algún día te encuentras con alguien, que te da un consejo medio loco y absurdo no lo deseches, puede que sea, lo que estás buscando y que el que te lo da sea un Maestro Loco. Tu Maestro.
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