Foto de Nature-Photograph
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El salmo “viene como anillo al dedo”, como dice el refrán para un mundo que tiene en los medios de comunicación un altavoz de noticias catastróficas.
Todo parece andar mal, parece que “nos tragan vivos”, “el agua nos llega hasta el cuello” como dice el salmo. Todo son tragedias, noticias tenebrosas, obtusas, calamidades…
Pero por otra parte, hemos de dar gracias a Dios, porque de muchas de esas trampas nefastas que parece haber en el mundo, hemos salido ilesos, hemos salido bien parados.
“Nuestro auxilio es el nombre del Señor que hizo el Cielo y la tierra”, así termina el salmo.
Te propongo que repitas esta oración constantemente, durante el día, en tu mente, en tu corazón e, incluso cuando estés solo, en voz alta.
Bajo el auxilio de Dios, no hay enemigo grande.
Paz y bien, hasta mañana.

SALMO 124-123

Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga Israel-,
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros.

Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello;
nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas espumantes.

Bendito el Señor, que no nos entregó
en presa a sus dientes;
hemos salvado la vida, como un pájaro
de la trampa del cazador:
la trampa se rompió y escapamos.

Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.

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