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Contempla la historia en general
Contempla la historia de tu país, de tu región, de tu lugar de nacimiento.
Contempla tu propia historia.
Pero con colirio en los ojos, que dé una luz nueva a tu vista.
Y ahora lee salmo…, es una partecita de la historia de Israel…, vista con profundidad…, y entonces…, te saldrá del corazón este Decreto: «Alabad el nombre del Señor. Amén».
Hasta mañana, feliz día.

Salmo 134 A

Alabad el nombre del Señor,
alabadlo, siervos del Señor,
que estáis en la casa el Señor,
en los atrios de la casa de nuestro Dios.

Alabad al Señor porque es bueno,
tañed para su nombre, que es amable.
Porque él se escogió a Jacob,
a Israel en posesión suya.

Yo sé que el Señor es grande,
nuestro dueño más que todos los dioses.
El Señor todo lo que quiere lo hace:
en el cielo y en la tierra,
en los mares y en los océanos.

Hace subir las nubes desde el horizonte,
con los relámpagos desata la lluvia,
suelta a los vientos de sus silos.

Él hirió a los primogénitos de Egipto,
desde los hombres hasta los animales.
Envió signos y prodigios
–en medio de ti, Egipto–
contra el Faraón y sus ministros.

Hirió de muerte a pueblos numerosos,
mató a reyes poderosos:
a Sijón, rey de los amorreos;
a Hog, rey de Basán,
y a todos los reyes de Canaán.
Y dio su tierra en heredad,
en heredad a Israel, su pueblo.

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