Foto Carlos Vitelleschi
Foto Carlos Vitelleschi, río Paraná a su paso por Paso de la Patria

Jesús les dijo a sus discípulos: «Mirad y guardaos de toda codicia, porque, aun en la abundancia, la vida de uno no está asegurada por sus bienes»
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Estamos de paso. No es fácil aceptar esta verdad de forma plena y eso que pasa cada día por delante de tu casa.
Con frecuencia vivimos, nos movemos, y existimos como diría Pablo de Tarso, como si fuéramos a vivir para siempre en el planeta tierra. Pero aquí solo vamos a estar un tiempo. Unos años más y todos somos  iguale, pobres o ricos, esclavos o libres.
Es real, concreto y poético: estamos aquí de paso. Vive con esa verdad en el corazón y muchos pesos de tu vida caerán por sí solos.
Hasta mañana, paz y bien. Bendiciones.
Mantra: A mí, Dios me salva.
o también: el hombre rico e inconsciente es como un animal que perece.
Léelo escúchalo:

Paz y Bien, Bendiciones.

Salmo 48 B

Este es el camino de los confiados,
el destino de los hombres satisfechos:

son un rebaño para el abismo,
la muerte es su pastor,
y bajan derechos a la tumba;
se desvanece su figura
y el abismo es su casa.

Pero a mí, Dios me salva,
me saca de las garras del abismo
y me lleva consigo.

No te preocupes si se enriquece un hombre
y aumenta el fasto de su casa:
cuando muera, no se llevará nada,
su fasto no bajará con él.

Aunque en vida se felicitaba:
«Ponderan lo bien que lo pasas»,
irá a reunirse con sus antepasados,
que no verán nunca la luz.

El hombre rico e inconsciente
es como un animal que perece.

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One thought on “Salmo 48 II, me lleva consigo, once de diciembre

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