
El anciano sigue con el recuento de su vida. Lo que Dios ha hecho por él, en el pasado…, pero todavía hoy, con sus canas, tiene una misión profunda: esperar y alabar, anunciar la justicia y la salvación; y reconocer la fuerza de Dios en su vida…, por lo que él, nunca quedará defraudado. Ya lo dice el refrán, el anciano es maestro de vida.
Repasar nuestra vida, con esta perspectiva, es bien saludable…
Te propongo dos Jaculatoria- Decreto- Mantra: Dios me instruiste desde mi juventud.
La otra está en este salmo y es el significado del nombre de Miguel arcángel: Dios mío, ¿quién como tú?
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Paz y Alegría, feliz día.
Salmo 70 B
Yo, en cambio, seguiré esperando,
redoblaré tus alabanzas;
mi boca contará tu auxilio,
y todo el día tu salvación.
Proclamaré tus proezas, Señor mío,
narraré tu victoria, tuya entera.
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas;
ahora, en la vejez y las canas,
no me abandones, Dios mío,
hasta que describa tu brazo
a la nueva generación,
tus proezas y tus victorias excelsas,
las hazañas que realizaste:
Dios mío, ¿quién como tú?
Me hiciste pasar por peligros
muchos y graves:
de nuevo me darás la vida,
me harás subir de lo hondo de la tierra;
acrecerás mi dignidad,
de nuevo me consolarás;
y yo te daré gracias, Dios mío,
con el arpa, por tu lealtad;
tocaré para ti la cítara,
Santo de Israel;
te aclamarán mis labios, Señor,
mi alma, que tú redimiste;
Y mi lengua todo el día
recitará tu auxilio,
porque quedaron derrotados y afrentados
los que buscaban mi daño.