El Calafate. Perito Moreno, imagen de Horacio Abril

El salmista reconoce dos tipos de personas.
Por una parte el necio que, atrapado en sus muchas riquezas, no es capaz de entender las maravillas de las obras que proceden de la mano de Dios.
Por otra el justo que las entiende, las ensalza y su vida es como la de una palmera que da fruto constantemente.
Con este sentimiento al salmista le sale una oración del corazón: ¡Gracias!
Jaculatoria- Decreto- Mantra: Proclamar por la mañana tu misericordia y de noche tu fidelidad!.
Feliz jornada, paz y bien.

Salmo 91

Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad,
con arpas de diez cuerdas y laúdes
sobre arpegios de cítaras.

Tus acciones, Señor, son mi alegría,
y mi júbilo, las obras de tus manos.
¡Qué magníficas son tus obras, Señor,
qué profundos tus designios!.
El ignorante no los entiende
ni el necio se da cuenta.

Aunque germinen como hierba los malvados
y florezcan los malhechores,
serán destruidos para siempre.
Tú, en cambio, Señor,
eres excelso por los siglos.

Porque tus enemigos, Señor, perecerán,
los malhechores serán dispersados;
pero a mí me das la fuerza de un búfalo
y me unges con aceite nuevo.
Mis ojos no temerán a mis enemigos,
mis oídos escucharán su derrota.

El justo crecerá como una palmera
y se alzará como un cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios;

en la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi roca no existe la maldad.

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