gumersindo_meirino_rio¿Cómo te ha ido la semana?

Este salmo es bastante largo. Te propongo esta semana que recites los últimos versos.

¿Alguna vez te has sentido cansado, sin fuerzas, sin ganas, apático, aburrido?

Estos sentimientos son connaturales al ser humano, por momentos llaman a la puerta de su corazón.

¿Sabes el motivo de que llegue la desgana, la desidia, la dispersión…?

Pues sí, así los llama el salmo, por los enemigos.

Aquí no se refiere a personas que quieren hacerte daño, que puede haberlos porque la maldad humana existe, si no a esos enemigos que te carcomen por dentro. Estos últimos los que conviven contigo que brotan de lo íntimo, son mucho más peligrosos que  los que te atacan desde fuera.

¿Cuáles son?

La pereza, la ira, la violencia, la desesperación,  la envidia, los celos, la codicia, las malas palabras…, y otros enemigos semejantes que si te ganan muchas batallas parece que te sacan las ganas de caminar, de luchar, de seguir adelante y, hasta según confiesan algunos, las ganas de vivir, por lo menos las ganas de avanzar con decisión y alegría, lo cual hace que te “dejes llevar” por la corriente, por la inercia.

De vez en cuando te conviene descubrir cuáles son los enemigos que navegan libremente por tu mente, tu pensamiento, tus sentimientos, tus palabras, … para enfrentarlos y vencerlos.

¿Cómo se lucha contra esos enemigos?

Alíate con quien te ayuda a derrotarlos.

Renueva tu fe. Recobra tus fuerzas.

Enciende de nuevo la Luz que guía tus pasos por este planeta….

Los enemigos van cayendo a tus pies si tu socio en la batalla es Dios.

Hasta la próxima semana. Que Dios te acompañe, guiado por El, que cada día ganes muchas “batallas” a tus “enemigos” .

Gumersindo Meiriño

Salmo 17 (III)

Triunfo sobre los enemigos

Señor, tú eres mi lámpara; 
Dios mío, tú alumbras mis tinieblas. 
Fiado en ti, me meto en la refriega, 
fiado en mi Dios, asalto la muralla. 

Perfecto es el camino de Dios, 
acendrada es la promesa del Señor; 
El es escudo para los que a El se acogen. 

¿Quién es dios fuera del Señor? 
¿Qué roca hay fuera de nuestro Dios? 
Dios me ciñe de valor 
y me enseña un camino perfecto; 

El me da pies de ciervo, 
y me coloca en las alturas; 
El adiestra mis manos para la guerra, 
y mis brazos para tensar la ballesta. 

Me dejaste tu escudo protector, 
tu diestra me sostuvo, 
multiplicaste tus cuidados conmigo. 
Ensanchaste el camino a mis pasos, 
y no flaquearon mis tobillos; 

yo perseguía al enemigo hasta alcanzarlo, 
y no me volvía sin haberlo aniquilado: 
los derroté, y no pudieron rehacerse, 
cayeron bajo mis pies. 

Me ceñiste de valor para la lucha, 
doblegaste a los que me resistían; 
hiciste volver a la espalda a mis enemigos, 
rechazaste a mis adversarios. 

Pedían auxilio, pero nadie los salvaba; 
gritaban al Señor, pero no les respondía. 
Los reduje a polvo, que arrebataba el viento; 
los pisoteaba como barro de las calles. 

Me libraste de las contiendas de mi pueblo, 
me hiciste cabeza de naciones, 
un pueblo extraño fue mi vasallo. 

Los extranjeros me adulaban, 
me escuchaban y me obedecían. 
Los extranjeros palidecían 
y salían temblando de sus baluartes. 

Viva el Señor, bendita sea mi Roca, 
sea ensalzado mi Dios y Salvador: 
el Dios que me dio el desquite 
y me sometió los pueblos; 

que me libró de mis enemigos, 
me levantó sobre los que resistían 
y me salvó del hombre cruel. 

Por eso te daré gracias entre las naciones, Señor, 
y tañeré en honor de tu nombre: 
tu diste gran victoria a tu rey, 
tuviste misericordia de tu Ungido, 
de David y su linaje por siempre. 

Comments are closed.