Se sienta a mi lado, me mira a los ojos y comenta:
“Estoy mejor, mucho mejor. En realidad lo que me ha ayudado mucho fue el cambio de hábito de la mañana. Antes me levantaba siempre cansado, agobiado, con pocas ganas. Desde que, cada mañana, los primeros pensamientos conscientes los dedico a Dios todo ha cambiado”.
“Oh Dios, por la mañana escucha mi voz”.
Un ejercicio práctico y eficaz, el primer pensamiento sea para Dios.
No es lo mismo pisar el suelo de la realidad de cada día con un pensamiento fingido, negativo, triste que de la mano de Dios.
No es lo mismo amanecer cada mañana saludando al sol y dando gracias a Dios que frunciendo el ceño y pensando que tienes muchos obstáculos por delante.
Cada vez que reces este salmo recuerda que Dios te escucha, que camina a tu lado, que cada jornada es una nueva oportunidad, un regalo.
Que si en el día a día, surge alguna dificultad, algún “enemigo” te acecha, Dios camina contigo y nada ni nadie podrá robarte la alegría de vivir como hijo de Dios.
Salta de la cama con la bendición de Dios, Padre y Madre.
Hasta la próxima semana.
SALMO 5, 2-10. 12-13 |
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