
¡Qué tal amigo! ¡Qué tal amiga!
Aquí detrás mío está lo que se llama la roca del diablo; donde (según la tradición) se sentaba el diablo. Estamos un lugar muy tradicional, de muchas leyendas aquí, en Francia: se llama Mont Dol. Dicen que el diablo y San Miguel, como en la Biblia, tenían grandes luchas, grandes enfrentamientos y al final ganó, –como también en la Biblia– San Miguel.
Aquí está la ermita de Nuestra Señora de la Esperanza, otra imagen que vamos a ver ahora, en un momento, ahí más arriba que se sube a la torre de la Esperanza donde también está una imagen de esta advocación. Desde aquí se ve todo el valle; hay como dos montañas que se enfrentan; este es “mont Dol” y al fondo, aunque queda un poco lejos, se ve Sant Michel, el famoso Monte de San Michel.
Bien, en esa lucha del bien y el mal, de luz y oscuridad, es algo muy humano que por algún motivo tenemos que pasar desde que venimos a este mundo.
No solo “afuera”. Todas esas guerras, todas esas batallas que, a veces nos duelen tanto y tanto nos escandalizan son en realidad las batallas y las guerras que tiene cada ser humano en su interior, en su mente, en su corazón, en cada una de sus células, que luego se transmite y se van aprendiendo en la familia, con los amigos, en el trabajo y luego entre naciones, entre países.
El ser humano aprende a base de esas confrontaciones como la que tuvo,–según la leyenda de mont Dol–, el Arcángel Miguel con el diablo. En el fondo, Arcángel Miguel y el diablo, de alguna forma, ese bien y el mal, esa luz y oscuridad son algo que tenemos en nuestro interior, todo ser humano
En la medida que conseguimos vencer, la luz crece en nuestro interior, llamémosle vencer por decirlo de alguna forma.
La luz aumenta en nuestro interior, entonces, disminuyen las guerras, los conflictos, los odios que hay en el ser humano, en el planeta tierra. Depende de cada uno de nosotros,
¿Quieres contribuir a la paz? Pues entonces contribuye a que haya luz y paz en tu corazón y en tu mente y así los miles de millones de seres humanos y se acaban las guerras. Mientras, pasan las generaciones, pasan los seres humanos, las culturas y parece que cada vez tenemos más paz, pero en realidad sigue habiendo guerras,¿ o no?
¡Luz en tu corazón, paz en tu corazón, paz en mi corazón, luz en mi corazón!
¡Paz y bien; paz y alegría!, hasta dentro de siete días.
Gumersindo Meiriño Fernández
Aquí tienes el vídeo:
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