¡Qué tal amigos de la semilla de la semana! Lo que les voy a contar a mí me pareció un poco sorprendente cuando lo descubrí por primera vez. A ver a ustedes.
Estamos aquí en una explanada. No es la de Fátima, como pueden ver, no es tan grande, pero es linda, limpia, con un pequeño Santuario a mis espaldas. Se llama Nossa Senhora da Ortiga, Nuestra Señora de la Ortiga. Curiosamente está a unos tres kilómetros de Fátima.
¿Por qué se llama Nuestra Señora de la Ortiga?
Ahí viene lo sorprendente, a menos de tres kilómetros de Fátima, donde miles y millones de personas acuden, desde hace unos años, a honrar a nuestra señora de la Paz, la Virgen Blanca, la Virgen de Fátima.
En el siglo XIX, años antes, justo aquí al lado también hay una tradición, una leyenda que se llama Nuestra Señora de la Ortiga a la que vienen también, sobre todo los locales y toda la gente de la comarca ahora, a implorar, a conectarse con Dios.
¿Cuál es la historia de Nuestra Señora de la Ortiga?
Pues parece ser que una niña sordomuda,– también curiosamente una pastorcita de ovejas (como los niños de Fátima)– se encontró un día con una Señora. Era, –como les decía–, una niña sordomuda. La niña sordomuda al ver esa Señora se quedó impresionada. La Señora le pidió una oveja y ahí, de repente, la niña se asustó de esa petición y le respondió a la Señora: –No puedo darle una oveja porque antes tengo que pedirle permiso a mi papá.
Cuando llegó a casa y se lo contó a su padre; el padre quedó muy impresionado: su hija era sordomuda, hasta ese momento, no hablaba y entonces decidió ir a donde estaba la Señora, donde había ocurrido todo eso y donde la niña le había comentado. Y ahí entre unas ortigas se encontró una imagen de la Virgen que se llevó a su casa. Al día siguiente la imagen desapareció y volvió a aparecer a los pocos días.
Entonces, como la Señora le había pedido que había que hacer un santuario aquí en esa zona. Aquí está la zona, ya no hay ortigas, pero sí está la imagen de la Virgen. De la Virgen, –como le dicen los católicos– de esa aparición de otras dimensiones y en las que decía, que desde aquí, va a derramar muchas gracias. En esto es muy parecido al resto de las apariciones.
Pero fíjense, la niña recobró el habla. Yo creo que hay unos dones que tiene el ser humano que tenemos que tener en cuenta. Unos dones que son maravillosos y que sin ellos, a veces, la vida se nos hace muy difícil. Como es, por ejemplo, el hablar. Y, a veces, el hablar no es solo la imposibilidad de decir palabras sino lo que decimos, cómo lo decimos, cuándo lo decimos, e incluso, a quién se lo decimos.
Aquí –ante Nuestra Señora de la Ortiga, que la tradición dice que sanó a esta niña sordomuda y que empezó a hablar– ¿qué escuchas? y, luego, sobre todo, lo más importante, qué dices, cómo lo dices, cuándo lo dices?
Cuando por la boca salen palabras feas, oscuras. hirientes. Amigo mío, tienes que analizar lo que hay en tu corazón, –tengo que analizarlo– si salen de mi boca esos términos. ¿Qué hay en mi interior?
Y creo que esto es suficiente. Desde aquí desde Nossa Senhora da Ortiga, Nuestra Señora de la Ortiga, en la parroquia de Fátima ,en Portugal, una semilla para ti, que la pienses y que dé fruto en tu corazón y en tus palabras, esta semana.
Paz y Bien. Paz y Alegría
Aquí tienes el vídeo:
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