Día Noveno: Agradecimiento

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Pedimos a nuestro ángel de la guarda, a nuestro ángel personal, protección del lugar y de nuestra persona, pedimos que nos lleve en espíritu a la presencia de los ángeles que rodean a san Antonio de Padua para recibir las gracias y los mensajes que nuestro espíritu anhela.

Oración del Padrenuestro y el Avemaría

Oración inicial

Recibo todo lo que el Espíritu Santo, envíe para mí, para mi familia, para la ciudad y la nación en la que vivo, para el planeta tierra, para el universo, por medio de Antonio; para que de esta forma guiado por ese mismo Espíritu, sea, como lo fue el mismo Antonio de Padua, un faro de luz y amor para todos los que me rodean. Amén.

De la vida de San Antonio

En mayo de 1231, después de aquella ingente labor misionera y de celebraciones, Antonio se retiró a un lugar solitario llamado Camposampiero, cerca de Padua, donde se dedicó a la oración y a prepararse para la muerte pues su salud no mejoraba.

El 13 de junio de 1231, se sintió tan mal que pidió lo llevaran a Padua. De camino hicieron un alto en el monasterio de las clarisas de La Cella, donde tuvo una visión y donde en estado de alta oración dejó el espíritu dejó su cuerpo. Sus restos mortales fueron trasladados a la ciudad de Padua, donde los milagros empezaron a multiplicarse, siendo hoy todavía uno de los santos a los más milagros se le atribuye.

De los escritos de San Antonio

Dijo Jesús: Yo rogaré al Padre por vosotros. Por eso dice san Juan en su carta: Tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el justo. Él es víctima de propiciación, es decir, de aplacamiento, por nuestros pecados.
Por esta razón lo ofrecemos diariamente en el sacramento del altar a Dios Padre para que perdone nuestros pecados.
Procedemos, pues, como la madre que tiene un hijo pequeñito. Cuando su marido airado le quiere golpear a ella, ella, estrechando a la criatura en sus brazos, la pone delante del airado marido diciendo: ¡Golpea a éste, azota a éste! La criatura llorando se compadece de la madre, y el padre, cuyas entrañas se han conmovido con las lágrimas del hijo a quien ama entrañablemente, perdona a su mujer gracias al hijo. De la misma manera a Dios Padre, airado con nosotros por nuestros pecados, le ofrecemos su Hijo Jesucristo por la alianza de nuestra reconciliación en el Sacramento del altar, a fin de que, si no por atención a nosotros, al menos por Jesús, su Hijo amado, aleje los castigos que justamente merecemos, y acordándose de sus lágrimas, de sus trabajos y de su Pasión, nos perdone.

Ea, pues, Señora nuestra, santa Madre de Dios, única esperanza, te suplicamos que ilumines con el esplendor de tu gracia nuestras almas, que las purifiques con el candor de tu pureza, que las enciendas con el calor de tu visita y nos reconcilies con tu Hijo, para que merezcamos llegar al esplendor de su gloria. A él sea dada honra y gloria por los siglos de los siglos. Amén.

El Espíritu Santo, amor del Padre y del Hijo, se digne cubrir con su caridad la multitud de nuestros pecados. A Él se debe honra y gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Reflexión: Llegamos al final de la novena. Es hora de hacer balance de estos nueve días acompañando a Antonio de Padua. ¿Qué has sentido en tu interior estos días? ¿Qué estás disupuesto-a a repensar?
¿Se ha encendido alguna luz en tu mente? ¿Has hecho algo –por muy pequeño que sea– distinto a lo que solías hacer en el pasado?
Las predicaciones, las palabras, la sabiduría de Antonio llegó y llega a través de los siglos al corazón de muchos. Deja que llegue al tuyo.
Da gracias por los dones recibidos y prepara tu corazón para seguir recibiéndolos por intercesión de Antonio de Padua. Amén, así sea.

Hablo con Antonio de Padua unos instantes sobre estos temas u otros….

Oración por intercesión de Antonio de Padua

Oh Dios que siguiendo el ejemplo de Antonio de Padua pueda abrir mi corazón a los dones recibidos durante estos días y con su guía pueda poner en práctica para que mi vida sea un poco más plena y feliz cada día. Gracias por estos nueve días compartidos y vividos en tu compañía. Gracias por la Vida. Amén, así sea.

Te invito a recitar la famosa oración que millones de personas recitan recordando a Antonio de Padua en todo el mundo, haz clic aquí

Invocación final:

Agradezco a mi ángel de la guarda por su compañía y por la protección del lugar, de mi energía durante este diálogo con Antonio de Padua y de los ángeles que le rodean.

Termino con el Padrenuestro y el Avemaría.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *