DIA OCTAVO: El Señor bendice a su pueblo

ORACIÓN INCIAL PARA TODOS LOS DÍAS
San Benito, que durante siglos has sido el protector e intercesor de millones de personas de todas las épocas. Protege de un modo especial a cuantos acudimos a hablar contigo durante estos días. Protege a los enfermos, a los inocentes, a los niños, a los necesitados, a los que no tienen trabajo, a todos los que necesitan ayuda.
Aparta de nosotros todo mal, toda maldición, toda enfermedad, toda persona que nos perturbe y nos quiera hacer daño.
Danos el aliento para caminar siempre como hijos de la luz en este mundo y siempre. Amén
Te pedimos especial mente en esta novena…. (pídase)
Reza a continuación la oración del día que corresponda:
Salmo 114
R. ¡El Señor, bendice a su pueblo!
Salmo 114
No a nosotros, Señor, no a nosotros,
sino a tu nombre da la gloria;
por tu bondad, por tu lealtad.
¿Por qué han de decir las naciones:
«Dónde está su Dios»?
R. ¡El Señor, bendice a su pueblo!
Nuestro Dios está en el cielo,
lo que quiere lo hace.
Sus ídolos, en cambio, son plata y oro,
hechura de manos humanas:
R. ¡El Señor, bendice a su pueblo!
Tienen boca, y no hablan;
tienen ojos, y no ven;
tienen orejas, y no oyen;
tienen nariz, y no huelen;
R. ¡El Señor, bendice a su pueblo!
Tienen manos, y no tocan;
tienen pies, y no andan;
no tiene voz su garganta:
que sean igual los que los hacen,
cuantos confían en ellos.
R. ¡El Señor, bendice a su pueblo!
Israel confía en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.
La casa de Aarón confía en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.
Los fieles del Señor confían en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.
R. ¡El Señor, bendice a su pueblo!
Que el Señor se acuerde de nosotros y nos bendiga,
bendiga a la casa de Israel,
bendiga a la casa de Aarón;
bendiga a los fieles del Señor,
pequeños y grandes.
R. ¡El Señor, bendice a su pueblo!
Que el Señor os acreciente,
a vosotros y a vuestros hijos;
benditos seáis del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
El cielo pertenece al Señor,
la tierra se la ha dado a los hombres.
Los muertos ya no alaban al Señor,
ni los que bajan al silencio.
Nosotros, sí, bendeciremos al Señor
ahora y por siempre.
R. ¡El Señor, bendice a su pueblo!
Reflexión:
San Benito de Nursia tuvo que elegir entre distintos caminos, como todo ser humano, en los momentos claves de su vida. Cuando uno se siente guiado por Dios su elección es particular, porque no analiza solo los aspectos humanos, materiales, físicos…, si no que tiene en cuenta también una visión que procede de lo Alto.
El Señor bendice a su pueblo, quiere decir, que Dios bendice al que escucha su voz por encima de otras voces que le tiran hacia abajo y le impiden ver la realidad. Cuando uno se siente guiado y sigue las sendas que Dios eligió para él desde toda la Eternidad siente la bendición de Dios, como la sintió San Benito. Ora et Labora. Amén.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
¡San Benito, que con tu ejemplo abriste sendas nuevas a los seres humanos que habitan el planeta tierra, bendice cada una de nuestras pisadas para que sean de Luz!
Que todo lo que pedimos y deseamos en esta novena se cumpla de acuerdo a la voluntad de Dios. ¡Ora et Labora! Amén
Puedes decir ahora las siguientes oraciones:
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
¡Jesús, en ti confío!
¡Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!
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