El alimento es un don de Dios, de la Vida que te mantiene vivo.
Recuperas la energía física, básicamente, con la respiración y con la alimentación.
Cuando te sientas a la mesa para compartir el pan, ese momento se convierte en Sagrado.
Todas las religiones tienen un gran rito en torno al banquete. Todas las grandes fiestas humanas, religiosas o profanas, culminan con un convite.
De hecho, la religión cristiana gira en torno a un banquete, el de la Eucaristía.
Lo mismo los judíos, su gran fiesta es otro banquete, la Pascua, en el que comparten el cordero pascual.
Dice un adagio antiguo que, “a las personas se les conoce en las comidas”.
Cuentan de un famoso hombre de negocios, que llegó a ser el más rico del mundo, que no firmaba ningún acuerdo empresarial sin antes tener un almuerzo o cena con la persona con la que iba a hacer los negocios.
Por su importancia material y espiritual, las personas suelen rezar o agradecer el alimento, antes de la comida.
Esta es una oración, entre otras muchas que se pueden decir.
En ella se insiste en la purificación de los alimentos y en la bendición de los que comparten ese momento sagrado
Extiende tu mano sobre los alimentos y recita la oración.
Si eres cristiano añade al final por Cristo nuestro Señor, haciendo la señal de la cruz sobre los alimentos.
Bendice Señor estos alimentos.
Purifícalos de todo mal
Da pan a los que no lo tienen
Bendice a los que no los dan
(aquí está incluidos desde la madre tierra, hasta la última persona
que lo preparó y que lo sirvió en la mesa)
Bendice a … (a la familia) que comparte con nosotros el pan
(Cuando estás invitado por alguien a comer o cuando comes con otra familia)
Por Cristo nuestro Señor.
Amén