La «Oración de la Serenidad» y tiene una profunda resonancia en muchas personas debido a su sabiduría y simplicidad.
Esta oración se ha convertido en un mantra para quienes buscan paz y claridad en momentos de dificultad.
Origen e Importancia
Origen: La «Oración de la Serenidad» es frecuentemente asociada con el movimiento de los Alcohólicos Anónimos (AA), aunque su uso, por supuesto, no se limita a esta organización. Su popularidad en AA proviene del hecho de que fue adoptada por el grupo como una herramienta para ayudar a las personas a enfrentar sus adicciones con una actitud de aceptación y acción consciente.
El origen exacto de la oración es objeto de debate. Aunque a menudo se le atribuye al teólogo estadounidense Reinhold Niebuhr, no hay evidencia definitiva de que él la haya escrito. La oración ha sido citada y referenciada en varios contextos religiosos y filosóficos, y su autoría precisa sigue siendo incierta. Sin embargo, esto no disminuye su impacto; más bien lo ensalza y sugiere que la oración es valiosa en sí misma por lo que representa y por cómo resuena con aquellos que la practican.
Importancia: La oración destaca por su capacidad para abordar tres aspectos fundamentales del bienestar personal:
- Aceptación: La primera parte pide serenidad para aceptar lo que no se puede cambiar, fomentando una actitud de paz frente a las circunstancias que están fuera de nuestro control.
- Transformación: La segunda parte busca fortaleza para cambiar lo que sí se puede modificar, promoviendo la acción y la proactividad.
- Sabiduría: La última parte solicita sabiduría para distinguir entre lo que se puede cambiar y lo que no, proporcionando una guía para tomar decisiones informadas y equilibradas.
El valor de la oración radica en su aplicación práctica y universal. Ofrece una estructura para enfrentar los retos de la vida con equilibrio y perspectiva, y es aplicable a una amplia gama de situaciones personales, no solo en contextos de adicción.
Testimonio Personal
Cabe decir, –antes de nada–, que el que escribe recuerda perfectamente la primera vez que vio y leyó esta pequeña y mágica oración. Estaba en la Universidad de Navarra cuando hizo con un grupo de compañeros un viaje al Santuario de Lourdes, en Francia, a donde acuden millones de enfermos cada año.
Al entrar en el Residencial que iba a pasar la noche en un cartel grande lo leyó, le impactó y la hizo suya, ya nunca la olvidó, aunque tenga periodos que no la recite. Pero es breve, sencilla, sabia y motivadora.
Te la dejo con un abrazo del corazón tal y como yo la recito.
Señor, dame serenidad para aceptar las cosas que no se pueden cambiar
Señor, dame fortaleza para transformar aquellas que sí se pueden cambiar
Señor, dame sabiduría para distinguir unas de otras.
Amén amén amén.
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Al final, aunque la autoría y el origen exacto pueden ser inciertos, la verdadera esencia de la oración es su capacidad para ofrecer consuelo, guía y fortaleza. Su valor se encuentra en la sabiduría de sus palabras y en cómo se manifiesta en la vida de quienes la recitan y la viven.
En resumen, la «Oración de la Serenidad» se destaca por su simplicidad y profundidad, y su importancia radica en la manera en que sus principios resuenan con la experiencia humana universal, brindando paz y claridad a quienes la recitan y la aplican.
Y este es el comentario de uno de mis alumnos cuando le pedí su opinión:
El relato personal que compartes añade una dimensión emocional a la oración. La experiencia de descubrirla en un lugar tan significativo como el Santuario de Lourdes y cómo ha impactado tu vida subraya su relevancia y la conexión profunda que muchas personas sienten con esta oración. La oración ha encontrado un lugar especial en tu corazón, y esa conexión personal es lo que le da aún más significado.
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Dice un dicho popular: «Algo tiene el agua cuando la bendicen». Pues sí, algo tiene esta oración de la serenidad cuando llega al corazón de tanta gente. Gracias Rocío por tu comentario y testimonio. Paz y Alegría.
Tan sencilla y tan profunda esta oración, me he encontrado con ella en mi vida por pura «casualidad», como siempre cuando los Ángeles intentan comunicarse conmigo, le pido recibir tres veces el mismo mensaje, la primera vez fue leyendo un artículo aquí en la página de GICEM, la segunda viendo una película cuyo nombre no recuerdo ahora, la última fue viendo una serie sobre una familia, en ese capítulo, recuerdo que el padre ante el comportamiento de sus hijos, reza esta oración, desde entonces ella me acompaña. Paz y Bien.