Tradicionalmente, en el ambiente cristiano, los viernes es día de penitencia, de recordar la pasión de Cristo. De ahí que se reconozca casi como el salmo de los viernes a este salmo penitencial compuesto por el rey David, después de su gran pecado.
Cuando uno se equivoca feo, lo normal, sino lo reconoce y para esa bola es que siga creciendo y, lo que podía ser una gran falta, se transforma en un rosario de errores en cadena. Lo normal es que uno sea peor que el otro,como le pasó a David. Por eso este salmo es como un “detente”, un parón en esa espiral.
Detén la espiral de humos que pueden entrar en tu vida. Confía en la misericordia de Dios. A veces, son pequeñas grietas que es necesario poner.
Confía en la misericordia de Dios, reconoce tu situación, y, recuerda lo que pide el rey David, “devuélveme la alegría de la salvación”. Salmo profundo para meditar despacio.
Hasta mañana amigo/a, paz y bien
SALMO 51-50
Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio resultarás inocente.
Mira, en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.
Líbrame de la sangre, oh Dios,
Dios, Salvador mío,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú no lo desprecias.
Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.
Volver nuestra vista hacia la Misericordia de Dios, cuando tenemos que enfrentar un problema que hemos creado o compartido! Esa es la consigna…
Muchas veces no nos damos cuenta que podemos acudir a ÉL, pese a haber cometido algún Pecado !Y justamente, sólo Dios en su Infinita Misericordia, NOS LIBRARÁ DEL DOLOR, si realmente nos ARREPENTIMOS!!!!HERMOSO SALMO!!!
Qué triste errarle feo y no poder parar la bola en el momento.. ¡cuánta carga para el que lo vive , y cuánto dolor se pueda evitar haciendo un detente!!! Gracias por recordar cada día todo lo que debemos evitar para vivir en armonía y amor..