sed de Dios, meirino fernandez¿Has probado hacer ayuno un día? ¿Has probado hacer ayuno tres días?
¡Has pasado un tiempo largo sin beber, ni siquiera agua….?
El agua, la bebida es imprescindible para sobrevivir.
A veces nos puede parecer que caminamos por el desierto y surge el deseo infinito del agua; la bebida se convierte en tal obsesión que los peregrinos del desierto ven lagos que son espejismos, inventos de la mente pues nos hay nada, solo más desierto.
Ese anhelo, esa necesidad, esa desesperación y angustia, aunque muchas veces no somos conscientes, es la misma que el ser humano siente ante el anhelo de ver a Dios, ante el encuentro con el más allá.
Este hermoso salmo manifiesta esta plenitud del ser humano en el encuentro, en la unión personal con Dios, al que tiene presente a lo largo del día, al que escucha y habla constantemente y por el que se siente acompañado y guiada en cada momento.
Haz la prueba de pasar un poco de sed y siente ese deseo ardiente de beber, y, recuerda que esa misma sed es la que tiene tu alma del encuentro con Dios.
Durante el día di estás palabras en tu corazón: “Mi alma está sedienta de ti, mi carne tiene ansia de ti”.
Feliz día, amigo-a. Bendiciones.

SALMO 63-62, 2-9

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

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