Jerusalén símbolo de la ciudad bendecida por Dios está protegida y ha reforzado los cerrojos de sus puertas. Los hijos de Jerusalén que viven en ella están bendecidos y su don es la paz.
La paz, no como ausencia de guerra, sino como prosperidad, colmada de trigo y de bienestar.
Para ello es importante que las puertas de la ciudad estén bien protegidas.
A veces no somos conscientes de los maravillosos dones que hemos recibido.
Un cuerpo, al que debemos cuidad, proteger, disfrutar…,
Una mente, a la que no podemos dejar entrar cualquier basura o bazofia que la dañe, que la haga pensar de forma pesimista o negativa…
Una voluntad que tenemos que ejercitar, cuidar, proteger, porque con ella nos movemos por el mundo con libertad.
Así otros muchos en los que puedes pensar.
Tenemos que estar atentos, reforzar los cerrojos de las distintas puertas por las que pueden entrar en el santuario donde tenemos todas esas riquezas y más, para que no entren y nos destruyan.
Que pases un excelente día de paz, es decir, de bienestar y paz.
Hasta mañana.
SALMO 148-147 II
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;
hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.