Foto Karina Ajo
Las Cataratas de Iguazú, la belleza habla. Foto de Karina Ajo

En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder y autoridad para expulsar toda clase de demonios y para curar enfermedades. Luego los envió a predicar el Reino de Dios y a curar a los enfermos.
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Este salmo está agrupado entre los que llaman los especialistas, un salmo real. Al recitarlo uno se ve envuelto en seguida en un ambiente positivo y alegre.
En el oriente próximo se le atribuía al rey como un halo luminoso dorado que lo rodeaba.
Pues bien, es el mismo halo que te rodea a ti cuando cantas o rezas con fe y te conectas con Dios porque reconoces tu realeza, eres hijo-a del Rey. Eres hijo-a de Dios, ¿lo recuerdas cuando rezas el padrenuestro?
Si debes eres consciente y reconoces quién eres, te rodeará ese halo de luz dorada que impedirá que el mal y la oscuridad se acerquen a ti.
La penitencia, con cara de alegría.

Paz y bien amigo-a, hasta mañana.

SALMO 21-20, 2-8. 14

Señor, el rey se alegra por tu fuerza,
¡y cuánto goza con tu victoria!
Le has concedido el deseo de su corazón,
no le has negado lo que pedían sus labios.

Te adelantaste a bendecirlo con el éxito,
y has puesto en su cabeza una corona de oro fino.
Te pidió vida, y se la has concedido,
años que se prolongan sin término.

Tu victoria ha engrandecido su fama,
lo has vestido de honor y majestad.
Le concedes bendiciones incesantes,
lo colmas de gozo en tu presencia;
porque el rey confía en el Señor,
y con la gracia del Altísimo no fracasará.

Levántate, Señor, con tu fuerza,
y al son de instrumentos cantaremos tu poder.

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