Los salmos escritos muchos años antes del nacimiento de Jesús, reflejan sentimientos semejantes a los que él padeció en vísperas de la celebración de la Pascua.
Son sentimientos que quizás tú también has vivido o vives.
Son emociones fuertes que mueven el piso por donde caminas: insultos, vergüenza, oprobio, desfallecimiento e incluso más fuerte, veneno en la comida, vinagre como bebida.
Di con el corazón, “en el nombre de Dios no quiero eso para mi vida, acepto con paz y serenidad lo que Dios quiere para mí, en su nombre rechazo todo lo que me aparte de El”.
Entonces surge el canto del poeta de este salmo “El nombre de Dios celebraré, lo ensalzaré con acción de gracias….”
Feliz miércoles santo. En nombre de Dios todos tus caminos sean limpios.
Salmo 70-69:8-10, 21-22, 31, 33-34
Pues por ti sufro el insulto,
y la vergüenza cubre mi semblante;
para mis hermanos soy un extranjero,
un desconocido para los hijos de mi madre;
pues me devora el celo de tu casa,
y caen sobre mí los insultos de los que te insultan.
El oprobio me ha roto el corazón y desfallezco.
Espero compasión, y no la hay, consoladores,
y no encuentro ninguno.
Veneno me han dado por comida,
en mi sed me han abrevado con vinagre.
El nombre de Dios celebraré en un cántico,
le ensalzaré con la acción de gracias;
Lo han visto los humildes y se alegran;
¡viva vuestro corazón, los que buscáis a Dios!
Porque Yahveh escucha a los pobres,
no desprecia a sus cautivos.