Los ojos ven donde hay luz, si hay oscuridad, si hay tinieblas no.
Enciende la luz en tu corazón, en tu interior, para ver y mirar la realidad con ojos nuevos.
Esto es, si tu corazón hay luz es como una linterna que alumbra tu camino. Caminas con seguridad, sin miedo, observando los detalles, el paisaje, las piedras que vas dejando atrás….
Si tropiezas y caes, si te metes por sendas que te hacen daño, si sufres, si tienes miedo, …, revisa la luz de tu corazón se debe estar apagando.
No dejes que nunca se apague. Enciende la luz.
Salmo 27 (26),1.4.13-14.
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es el baluarte de mi vida,
¿ante quién temblaré?
Una sola cosa he pedido al Señor,
y esto es lo que quiero:
vivir en la Casa del Señor
todos los días de mi vida,
para gozar de la dulzura del Señor
y contemplar su Templo.
Yo creo que contemplaré la bondad del Señor
en la tierra de los vivientes.
Espera en el Señor y sé fuerte;
ten valor y espera en el Señor.