
Es demasiado importante la luz.
Dice Jesús “yo soy la luz del mundo”.
Cuando se corta la luz, en seguida, buscamos una lámpara que nos ilumine.
En una ciudad cercana a donde vivo una gran avería les dejó sin electricidad unos largos días. Comentaba un joven, “¡qué porquería, otro día sin luz”.
Pues, a partir de hoy, querido amigo-a, ningún día sin luz. Ningún periodo de tu vida sin encender la lámpara del corazón y conectarse con Dios, con su Palabra.
¡Todos los días con luz! Feliz fin de semana.
Bendiciones para ti y para tu familia.
SALMO 119-118, 105-112
Lámpara es tu palabra para mis pasos,
luz en mi sendero;
lo juro y lo cumpliré:
guardaré tus justos mandamientos;
¡estoy tan afligido!
Señor, dame vida según tu promesa.
Acepta, Señor, los votos que pronuncio,
enséñame tus mandatos;
mi vida está siempre en peligro,
pero no olvido tu voluntad;
los malvados me tendieron un lazo,
pero no me desvié de tus decretos.
Tus preceptos son mi herencia perpetua,
la alegría de mi corazón;
inclino mi corazón a cumplir tus leyes,
siempre y cabalmente.