Foto Ruth Dacunda
Foto Ruth Dacunda

En el alma, en lo más profundo del ser humano hay una sed, una cierta melancolía, un ardiente deseo por algo más….Cuando ese algo más se pone en las cosas intermedias, en el dinero, en el placer, en el poder, en lo que cada cual quiera pero intermedia…, no llega a la meta, al final…, a la fuente…
Dios es la fuente de agua viva.
Pero como no lo podemos alcanzar en plenitud, esa cierta melancolía sigue a nuestro lado, bendita melancolía que nos mantiene despiertos, alerta.
Hermoso y poético salmo el de hoy, hasta mañana. Paz y bien.

SALMO 42-41

Como busca la cierva corrientes de agua,
así mi alma te busca
a ti, Dios mío;

tiene sed de Dios,
del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver
el rostro de Dios?

Las lágrimas son mi pan
noche y día,
mientras todo el día me repiten:
«¿Dónde está tu Dios?»

Recuerdo otros tiempos,
y desahogo mi alma conmigo:
cómo marchaba a la cabeza del grupo,
hacia la casa de Dios,
entre cantos de júbilo y alabanza,
en el bullicio de la fiesta.

¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío».

Cuando mi alma se acongoja,
te recuerdo
desde el Jordán y el Hermón
y el Monte Menor.

Una sima grita a otra sima
con voz de cascadas:
tus torrentes y tus olas
me han arrollado.

De día el Señor
me hará misericordia,
de noche cantaré la alabanza
del Dios de mi vida.

Diré a Dios: «Roca mía,
¿por qué me olvidas?
¿Por qué voy andando, sombrío,
hostigado por mi enemigo?»

Se me rompen los huesos
por las burlas del adversario;
todo el día me preguntan:
«¿Dónde está tu Dios?»

¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío».

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *