con-la-paz-meirinoEl padre hace una corrección fuerte, levanta la voz un poco más de la cuenta. Incluso le pone una penitencia dura, en esta época  la peor de todas no tener acceso a los juegos virtuales. El niño se queda mirando asombrado, triste.
Alguien le pregunta al infante: −¿Qué te pasó?
Responde con voz mimosa: −Hice tal cosa y parece que es grave pues mi papá me levantó la voz, me gritó, creo que es la primera vez.
La voz de Dios sobre los océanos, los mares, las tempestades…
Lo mismo que la fuerte voz de un padre pone en orden a su hijo, la voz de Dios puede sonar fuerte, impetuosa, exigente…, pero poner orden pero al final, pero, después: ”el Señor bendice a su pueblo con la paz”.
La paz es un don maravilloso que llega al corazón del ser humano y le da armonía, alegría, plenitud.
Escucha la voz de Dios, en la naturaleza, en los acontecimientos de cada día, en el diálogo con tu familia, tus compañeros de trabajo…, todo se ordena para que recibas la bendición de paz en este día y siempre.
Hasta mañana, paz y bien.

SALMO 29-28

Hijos de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado.

La voz del Señor sobre las aguas,
el Dios de la gloria ha tronado,
el Señor sobre las aguas torrenciales.

La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica,
la voz del Señor descuaja los cedros,
el Señor descuaja los cedros del Líbano.

Hace brincar al Líbano como a un novillo,
al Sarión como a una cría de búfalo.

La voz del Señor lanza llamas de fuego,
la voz del Señor sacude el desierto,
el Señor sacude el desierto de Cadés.

La voz del Señor retuerce los robles,
el Señor descorteza las selvas.
En su templo un grito unánime: «¡Gloria!»

El Señor se sienta por encima del aguacero,
el Señor se sienta como rey eterno.
El Señor da fuerza a su pueblo,
el Señor bendice a su pueblo con la paz.

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