Foto Karina Ajo
Foto Karina Ajo

Este salmo podría ser el título de una película western, que se llamaría, Con el agua al cuello.
Muchas personas se sienten así. Dificultades con los padres, con los hijos, con la pareja; problemas en el trabajo, con los vecinos, con los amigos…
Con el agua al cuello…
A veces más complicaciones y más profundas, enfermedades, dolor, angustia, depresión…, muerte…
Estas situaciones nos ponen con frecuencia en esta situación, con el agua al cuello.
Dios te escucha, Dios está atento, Dios no está lejos…
Hoy es jueves santo, ¿cómo se sentiría Jesús en este día previendo lo que pasaría al día siguiente?
Nos unimos en oración a todas aquellas personas que se sientan así para que puedan salir en paz de ellas.
Dios está atento. Feliz jueves santo. Hasta mañana.

Salmo 69-68, 2-22. 30-37

Dios mío, sálvame,
que me llega el agua al cuello:
me estoy hundiendo en un cieno profundo y no puedo hacer pie;
he entrado en la hondura del agua,
me arrastra la corriente.

Estoy agotado de gritar,
tengo ronca la garganta;
se me nublan los ojos
de tanto aguardar a mi Dios.

Más que los cabellos de mi cabeza
son los que me odian sin razón;

más duros que mis huesos,
los que me atacan injustamente.
¿Es que voy a devolver
lo que no he robado?

Dios mío, tú conoces mi ignorancia,
no se te ocultan mis delitos.
Que por mi causa no queden defraudados
los que esperan en ti, Señor de los ejércitos.

Que por mi causa no se avergüencen
los que te buscan, Dios de Israel.
Por ti he aguantado afrentas,
la vergüenza cubrió mi rostro.

Soy un extraño para mis hermanos,
un extranjero para los hijos de mi madre;
porque me devora el celo de tu templo,
y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí.

Cuando me aflijo con ayunos, se burlan de mí;
cuando me visto de saco, se ríen de mí;
sentados a la puerta murmuran,
mientras beben vino me cantan burlas.

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