Foto Irupé Dacunda
Foto Irupé Dacunda

Ayer salías, animado por el salmo, a enfrentar las luchas de cada día sabiendo que eran luchas “terribles”, porque las más fuertes e importantes se dan a nivel espiritual. Hoy sabes que vas a vencer, eres un luchador que estás llamado a vencer pero no por tus fuerzas sino por una fuerza prestada, la de Dios.
No te separes de Dios, desde el corazón y serás el vencedor.

Hoy celebramos a San Antonio de Padua, un santo muy popular al que invocan cotidianamente millones de personas. Te recuerdo una de sus cualidades: hablaba muy bien. Pues sería bueno que de tu boca, de la mía, hoy y, si es posible cada día, salieran palabras amables, de consuelo, de ánimo…, palabras limpias, no burdas, ordinarias, feas. Recuerda que “de la abundancia del corazón habla la boca”. Las palabras dulces, endulzan el corazón.

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SALMO 21-20, 2-8. 14

Señor, el rey se alegra por tu fuerza,
¡y cuánto goza con tu victoria!
Le has concedido el deseo de su corazón,
no le has negado lo que pedían sus labios.

Te adelantaste a bendecirlo con el éxito,
y has puesto en su cabeza una corona de oro fino.
Te pidió vida, y se la has concedido,
años que se prolongan sin término.

Tu victoria ha engrandecido su fama,
lo has vestido de honor y majestad.
Le concedes bendiciones incesantes,
lo colmas de gozo en tu presencia;
porque el rey confía en el Señor,
y con la gracia del Altísimo no fracasará.

Levántate, Señor, con tu fuerza,
y al son de instrumentos cantaremos tu poder.

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