Las tinieblas pueden inundar nuestra existencia con cierta frecuencia. La causa es múltiple.
En ocasiones son las propias emociones, los sentimientos encontrados…, otras, acciones, pensamientos, palabras que hemos dicho o nos han dicho…
En esos momentos nos falta la luz y entramos en tierra de tinieblas, en terrenos pedregosos, situaciones de pecado, de odio, de ira, de rencor…
Causas múltiples, nuestra pereza, nuestra desidia, algo que hacemos o decimos……..
Pero siempre nos queda el perdón, la misericordia de Dios…
Muchos han agradecido a la vida y al mismo Dios, los tropezones, las caídas, las “meteduras de pata”, ciertos pecados…, porque de ahí, después de pasar por el dolor y el sufrimiento, resurgieron como el ave fénix de sus cenizas a una nueva vida.
Lo malo y lo negativo cuando aceptamos la misericordia de Dios, se convierte en abono para la buena tierra de tu corazón. Los frutos crecen más rápido y son más sabrosos.
Estás ante la misericordia de Dios. Hoy viernes de cuaresma, millones de personas se unirán en oración utilizando estas mismas palabras, las del salmo que tienes a continuación.
Feliz viernes de cuaresma, día de liberación de pesos y humos.
Escúchalo en audio haciendo clic aquí.
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SALMO 51-50
Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio resultarás inocente.
Mira, en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.
Líbrame de la sangre, oh Dios,
Dios, Salvador mío,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú no lo desprecias.
Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.
Hola P. Gumer, ¿será posible que usted en cada salmo haga una interpretación desde la preparación teológica que tiene?.Hay mucha gente que deja de leer la Biblia porque no interpreta sus escritura,s son muy antiguas y hoy día la humanidad evolucionó un montón; otros las leen por tradición y otros por costumbre. Sería bueno sentir la palabra, eso nos ayudaría a vivir con más amor.