En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente. Se quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad.
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Según el salmo, el primero del salterio, de hoy existen dos formas de proceder, dos caminos:
El justo, que se deleita en la ley de Dios y la medita constantemente, es comparado con un árbol fuerte y fructífero, que prospera bajo la guía y protección divina.
Por otro lado, los impíos, quienes rechazan esta ley, son descritos como paja que el viento dispersa, sin estabilidad ni propósito.
Es una bendición seguir a Dios y, una certeza, la inevitabilidad del juicio para aquellos que eligen un camino contrario
El malvado es arrogante se mofa de los demás y parece que triunfa, reuniéndose con los similares para aniquilar al justo.
Por otro lado los justos darán fruto, serán bendecidos. Serán como árbol plantado al borde la acequia.
La vida de cada día, cada momento es una decisión, una elección por vivir entre los malvados o entre los justos. Dos modos de ser que se van forjando cada día.
Jaculatoria: Cuanto emprende tiene buen fin.
Hasta mañana, paz y bien.
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También lo puedes escuchar en voz:
Salmo 1
Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos,
sino que su gozo es la ley del Señor-Adonai,
y medita su ley día y noche.
Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin.
No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor-Adonai protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal.
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