Se le atribuye al rey David este hermoso cántico. Es un concepto muy repetido y muy olvidado en la práctica. Todo lo que el pueblo de Israel consigue no es por sus méritos sino que es puro don de Dios, puro regalo. El pueblo muchas veces dilapida ese don.
Al recordar la grandeza de Dios, mientras se preparan para construir el magnífico templo de Jerusalén les hará recordar esto. La grandeza no es del rey David, sino del Rey soberano de todo. Puedes repetir este mantra- jaculatoria: Tu eres el rey y soberano de todo.
Hasta mañana, bendiciones.

CÁNTICO DE DAVID
(1 Cro 29,10-13)

Bendito eres, Señor,
Dios de nuestro padre Israel,
por los siglos de los siglos.

Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder,
la gloria, el esplendor, la majestad,
porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra,
tú eres rey y soberano de todo.

De ti viene la riqueza y la gloria,
tú eres Señor del universo,
en tu mano está el poder y la fuerza,
tú engrandeces y confortas a todos.

Por eso, Dios nuestro,
nosotros te damos gracias,
alabando tu nombre glorioso.

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