Si el amor expresado en la sexualidad es un canto al amor de Dios, Isaías ahora emplea otro símbolo magnífico, el amor de madre que alimenta con su pecho a su hij@. La escena es de gran ternura. Pues así, aunque mucho más tierno, es el Amor de Dios con el ser humano. Como una madre consuela a su hijo, así consuela Dios al pueblo atribulado en el exilio. Puedes repetir este decreto-mantra-jaculatoria: «Recibo la paz, el consuelo, la alegría en mi corazón».
Hasta mañana, feliz jornada, bendiciones..
CÁNTICO DE ISAÍAS (Is 66,10-14a)
Festejad a Jerusalén, gozad con ella,
todos los que la amáis,
alegraos de su alegría,
los que por ella llevasteis luto;
mamaréis a sus pechos
y os saciaréis de sus consuelos,
y apuraréis las delicias
de sus ubres abundantes.
Porque así dice el Señor:
«Yo haré derivar hacia ella,
como un río, la paz,
como un torrente en crecida,
las riquezas de las naciones.
Llevarán en brazos a sus criaturas
y sobre las rodillas las acariciarán;
como a un niño a quien su madre consuela,
así os consolaré yo,
y en Jerusalén seréis consolados.
Al verlo se alegrará vuestro corazón,
y vuestros huesos florecerán como un prado.